miércoles, 3 de septiembre de 2025

EL CANTO DE LAS AVES DESPIERTA LA CONCIENCIA DE NIÑOS Y JÓVENES EXPLORADORES EN BUGA

 LA CVC LOS INSPIRA A CUIDAR LA BIODIVERSIDAD

Una actividad de observación fomentó el respeto y el amor por el territorio. Guiados por la CVC, vivieron una experiencia educativa y ambiental transformadora, donde avistaron más de 10 especies de aves.

Con binoculares al cuello y libretas en mano, un grupo de pequeños exploradores se internó en el corazón verde de la vereda Alaska, en Buga. Son los integrantes del club de observadores de aves Las Aves de mi Vereda, pertenecientes a la sede educativa Agropecuaria Alaska, quienes vivieron una experiencia mágica con un recorrido de avistamiento en el sendero hacia la cascada La Milagrosa, uno de los tesoros naturales más emblemáticos de la zona.

Con cada paso, estos pequeños guardianes de las aves se sumergieron en el mágico mundo del avistamiento, donde aprendieron a identificar especies, registrar comportamientos y, sobre todo, a observar con respeto y admiración. 

 “Vi un ave con pico largo y plumas amarillas, nunca la había visto tan cerca. Fue como encontrar un tesoro entre los árboles”, contó, emocionado, Samuel, de 11 años. A su lado, Valeria, de 10, apuntaba en su cuaderno: “Cada canto me hacía sentir como si el bosque nos hablara…aprendí que las aves también tienen su lenguaje”.

Durante la jornada, Jenny Marcela Sepúlveda, funcionaria de la CVC, acompañó al grupo y destacó el valor de estas actividades como herramientas clave de educación ambiental. “Avistamos alrededor de 12 especies de aves. Lo que estamos haciendo aquí va más allá del avistamiento, estamos sembrando amor por el territorio, respeto por la biodiversidad y una conciencia ambiental que los niños y niñas llevarán consigo toda la vida”, afirmó con orgullo.

La jornada fue mucho más que un paseo, fue una lección viva de educación ambiental que guio a estos pequeños guardianes por un sendero de aprendizaje, conexión y respeto por la naturaleza. Esta iniciativa, impulsada desde el corazón mismo del territorio, cultiva amor por el entorno, fortalece el sentido de pertenencia y despierta una conciencia ambiental que, sin duda, volará alto. 

 Es importante recordar que la CVC entregó binoculares y guías al grupo ecológico, como un impulso y parte del fortalecimiento al Proyecto Ambiental Escolar (PRAE). Esta dotación busca potenciar el trabajo de estudiantes de primaria y bachillerato en el reconocimiento y protección de la biodiversidad local.

Este tipo de experiencias indican que la educación ambiental no necesita un aula tradicional para ser transformadora. En cada caminata, en cada ave descubierta y en cada sonrisa curiosa, nace una nueva generación más consciente, más conectada con su territorio y comprometida con la protección de la vida que habita en él.