En un esfuerzo por abordar la creciente problemática de la contaminación del agua en el departamento de Caldas, un equipo de investigadores de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) ha propuesto un índice de calidad del agua residual (ICAR) específico para evaluar los efluentes resultantes del proceso de lixiviación de oro con cianuro, es decir los desechos líquidos que se generan cuando se utiliza cianuro para extraer oro de las rocas.
Guillermo Humberto Gaviria López, candidato a Doctor en
Ingeniería Química de la UNAL, adelantó una investigación en Caldas por su
marcada tradición minera, especialmente de oro, factor que ha impulsado su
economía tanto local como nacional, pues solo en 2020 aportó el 5 % de la
producción total de oro del país.
Esto refleja no solo la riqueza mineral del departamento
sino también la importancia de la minería en la generación de empleo y en el
desarrollo de infraestructuras en la región. La minería de oro en Caldas
involucra a grandes empresas mineras y a mineros artesanales, lo que le añade
una dimensión socioeconómica relevante al análisis de su repercusión en la
comunidad local.
Pese a este importante aporte, la minería extractiva del oro
genera vertimientos con diferentes componentes químicos, algunos de los cuales
pueden ser tóxicos, como el cianuro, que se usa para extraer el oro de la roca
mediante lixiviación. Estos vertimientos provocan impactos dañinos sobre las
fuentes de agua, y sus efectos se pueden extender a la fauna y flora de la
región.
Precisamente, en una apuesta para evitar que esto suceda, el
ingeniero Gaviria y los estudiantes y profesores del Grupo de Investigación
Prisma de la UNAL Sede Manizales diseñaron el ICAR, herramienta que les
permitirá a pequeños y grandes mineros evaluar la calidad de los vertimientos
con la meta de cumplir la normativa ambiental colombiana.
“Para calcularlo empleamos el método del índice aritmético
ponderado, que evalúa 23 parámetros fisicoquímicos como temperatura, pH,
demanda química de oxígeno, demanda bioquímica de oxígeno, sólidos suspendidos
totales, grasas y aceites, cianuro y varios metales pesados, entre otros”,
explica el investigador.
El nuevo índice involucra: (i) una valoración cuantitativa
del conjunto de parámetros contemplado en la Resolución 0631 de 2015; (ii) una
valoración cualitativa (por letras) del estado del efluente: A: bueno, B:
aceptable, C: regular, y D: malo; y (iii) una valoración cualitativa por
colores o “semaforización”, donde azul es lo más positivo; verde y amarillo:
regular; naranja: malo; y rojo: preocupante.
“Para calcularlo empleamos el método del índice aritmético
ponderado, que evalúa 23 parámetros fisicoquímicos como temperatura, pH,
demanda química de oxígeno, demanda bioquímica de oxígeno, sólidos suspendidos
totales, grasas y aceites, cianuro y varios metales pesados, entre otros”,
explica el investigador.
El nuevo índice involucra: (i) una valoración cuantitativa
del conjunto de parámetros contemplado en la Resolución 0631 de 2015; (ii) una
valoración cualitativa (por letras) del estado del efluente: A: bueno, B:
aceptable, C: regular, y D: malo; y (iii) una valoración cualitativa por
colores o “semaforización”, donde azul es lo más positivo; verde y amarillo:
regular; naranja: malo; y rojo: preocupante.
Herramienta eficaz
“Este valor indicó muy mala calidad del agua residual, lo
que subrayó la necesidad de contar con alternativas de tratamiento específicas
para los efluentes mineros en el departamento”, anota el ingeniero químico.
Señala además que “el desarrollo de este índice de no solo
ha permitido una evaluación integral de la calidad del agua en Caldas, sino que
también proporciona una herramienta para planificar acciones de mitigación”.
Su implementación puede ayudar a valorar la huella integral
de las medidas de atenuación de la contaminación, guiando políticas y
estrategias de gestión ambiental más efectivas. En este sentido, se presenta
como un recurso para los responsables de la toma de decisiones y para las
comunidades afectadas por la actividad minera.
El avance logrado por los investigadores tiene el potencial
de transformar la gestión ambiental en regiones mineras no solo en Colombia,
sino en otros países con desafíos similares.
La capacidad de este índice para proporcionar una medida
clara y cuantificable de la calidad del agua residual es fundamental para la
planificación y ejecución de políticas ambientales. Su adopción puede facilitar
la identificación de las áreas más críticas, en donde la intervención es más
urgente, y permitir una asignación de recursos más eficiente para el
tratamiento y la remediación.
Es importante destacar que el indicador también puede
desempeñar un papel educativo, aumentando la conciencia sobre las incidencias
ambientales de la minería y promoviendo prácticas más responsables y
sostenibles. La comunidad académica, las autoridades locales y los habitantes
de las regiones mineras pueden beneficiarse de una mayor comprensión de los
riesgos asociados con los efluentes mineros y de las medidas necesarias para
mitigarlos.
Esta iniciativa busca mejorar la calidad de las aguas de la
industria de minería de oro que son vertidas a diferentes cuerpos de agua,
propendiendo por la preservación de los ecosistemas y la salud humana. Su
implementación puede ser un paso importante hacia la planificación un futuro
más limpio y seguro para las áreas afectadas por la minería, marcando un hito
en la gestión ambiental de Colombia y estableciendo un modelo que podría ser
replicado en otros contextos mineros globales.
Esta investigación doctoral en Ingeniería Química está
enlazada al proyecto de investigación Hermes 55259, “Oxidación electroquímica
de efluentes diluidos contaminados con cianuro provenientes del proceso de
lixiviación de oro”.
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