Resultados preliminares de un estudio que compara los cultivos que se siembran a campo abierto y los que se hacen dentro de casas de malla, muestran que en estas se consume 20 % menos agua en las plantaciones.
Estos resultados hacen que las casas de malla se perfilen
como una buena opción de adaptación al cambio climático, pues las proyecciones
muestran que en el futuro habrá temperaturas más altas, y al mismo tiempo
precipitaciones (lluvias) más bajas. “Y si vamos a tener menos precipitación
necesitamos sistemas más eficientes que consuman menos agua”.
Así lo explicó el profesor Enrique Alejandro Torres Prieto,
de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, líder del proyecto
“Manejo y uso eficiente del agua en la agricultura del Valle del Cauca como
medida de adaptación al cambio climático”.
Las casas son una especie de invernadero, pero en vez de ser
un lugar cerrado tienen mallas de pequeña abertura, las que generalmente se
utilizan como antitrips para evitar la entrada de estos diminutos insectos. Las
mallas son un control físico que reduce la cantidad de agroquímicos aplicados
en los cultivos para controlar plagas.
El docente señala que desde hace ya varios años la comunidad
científica ha aceptado el cambio climático como una realidad y ahora se buscan
medidas de adaptación.
Especialmente en el Valle del Cauca se ha observado el uso
masivo de las casas de malla, lo que llevó a los investigadores de la UNAL Sede
Palmira a preguntarse sobre las implicaciones de estas frente a la cantidad de
agua que se le aplica al cultivo, es decir si debía echarse más o menos agua,
“porque lo que dice la literatura es que, por un lado, esto genera un
incremento en la temperatura, pero por otro, como no deja mover fácilmente el
aire, la humedad relativa puede bajar”, dice el profesor Torres Prieto.
Evapotranspiración como factor guía
El ejercicio se adelantó en campo del Centro Internacional
de Agricultura Tropical (CIAT), en Palmira (Valle), el cual colaboró en este
proyecto a través del Programa de Recursos Genéticos en un convenio con la UNAL
Sede Palmira.
A los cultivos se les instalaron estaciones meteorológicas
sobre superficies de referencia (pasto) para comparar cómo se afectaba la
evapotranspiración de referencia (la del pasto), lo que les permitió comparar
el consumo de agua dentro y fuera de la casa de malla.
El ejercicio se adelantó en campo del Centro Internacional
de Agricultura Tropical (CIAT), en Palmira (Valle), el cual colaboró en este
proyecto a través de un convenio con la UNAL Sede Palmira. Además contó con la
participación de la profesora Sara Mejía de Tafur y de los estudiantes de
Ingeniería Agrícola Jheison Adolfo Guerrero Gutiérrez, Rafael Orlando Díaz
Angarita y Richard Lasprilla Velasco, también de la Institución.
Aunque en un principio las intenciones del equipo
investigador eran realizar un seguimiento al cultivo diariamente, por motivos
de la pandemia se vieron forzados a modificar la metodología. Al final
resolvieron que se harían mediciones dos veces por semana, y hacia el final del
proyecto sí se realizó una jornada intensiva de mediciones diarias.
Se concluyó que la diferencia en el requerimiento hídrico
entre los cultivos sembrados dentro y fuera de la casa de malla varía entre un
20 y 27 %, siendo más bajo dentro de la casa de malla. Es decir, se
requiere mayor cantidad de agua para los cultivos sembrados a campo abierto, que
es el método más común entre los productores.
Con este estudio se contribuye al importante camino de la
búsqueda e implementación de posibles métodos y herramientas que le hagan
frente al cambio climático y al uso eficiente del agua, pues es importante
recordar que además de los retos que plantea el aumento de las altas
temperaturas, actualmente la agricultura demanda cerca del 47 % del agua
que se consume en el país.
En Colombia las casas de malla se han implementado
especialmente en cultivos de hortalizas, tomate y pimentón, cuyas alturas son
medias o bajas, pues la casa de malla es costosa y con la altura de esta
también se elevan los costos.
Sin embargo, según lo expresa el profesor Torres, por todas
las bondades que presenta, “es posible que en el futuro tengamos árboles
también en casas de malla”.