Bolsas, mochilas, impermeables y cuadros son algunos de los subproductos de plástico y cartón a través de los cuales unas 533 familias que basan su economía en el reciclaje podrían mejorar sus ingresos, y de paso su seguridad alimentaria.
La oficina de Extensión de la Universidad Nacional de
Colombia (UNAL) Sede Orinoquia desarrolló el proyecto “Frontera verde,
conciencia ambiental e inclusión social”, mediante el cual 2.130 recicladores
venezolanos se están formando como recuperadores ambientales del departamento
de Arauca.
Las acciones se desarrollaron en cinco espacios comunitarios
de formación y capacitación en manejo de residuos orgánicos e inorgánicos, que
incluyen una huerta comunitaria y un vivero de propagación de especies
hortícolas, ornamentales y forestales.
Allí, los participantes cultivan alimentos inocuos y también
pueden generar ingresos con la comercialización de diferentes productos
elaborados a partir derivados del plástico recolectado, el cual es transformado
en objetos utilitarios.
Según César Gutiérrez, profesional de apoyo de Extensión de
la UNAL Sede Orinoquia, “con los diferentes artículos e implementos que se
producen en Frontera Verde, los recuperadores ambientales se posicionan en el
mercado local como referente de manejo ambiental y emprendimiento social”.
Por ejemplo, en el asentamiento 30 de Agosto, liderado por
12 mujeres, se busca consolidar un espacio para sensibilizar acerca del rol de
los recicladores en el aprovechamiento de los residuos y en la consolidación de
lazos comunitarios a través de estas actividades.
El proyecto ha contado con donaciones de agencias
internacionales como el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los
Refugiados (Acnur) y el Programa Mundial de Alimentos.
Con estos recursos también se busca darle continuidad a los
espacios de aprendizaje en los diferentes asentamientos donde trabajan y
conviven los recicladores venezolanos, entre ellos 30 de Agosto, El Recreo y
Brisas del Puente, del municipio de Arauca.
El proyecto, pionero en la región, ha generado impactos
positivos en términos de inclusión de la población migrante en escenarios de
recuperación de residuos, dignificando la valiosa labor de los recuperadores
ambientales en el municipio de Arauca.
El colectivo Frontera Verde vincula un grupo de mujeres
emprendedoras que desarrollan diversos productos artesanales.