Además de la rana dorada de Supatá –que parece sacada de un cuento de hadas por su color dorado intenso–, allí se identificaron otras 32 especies entre lagartos, serpientes, salamandras, cecilias, sapos y ranas, entre ellas Hyloxalus, o rana venenosa, nueva para la ciencia. La información de estos hallazgos se recoge en la Guía ilustrada de los anfibios y reptiles de Supatá, Cundinamarca: Una herramienta para el empoderamiento comunitario, presentada en la Feria Internacional del Libro de Bogotá (FILBo) 2024.
Con cerca de 4.600 habitantes, este municipio que queda unos
76 km al noroccidente de Bogotá, ya era reconocido por sus pintorescos
paisajes y su ambiente tranquilo. Sin embargo no se tenía conocimiento de su
verdadera riqueza en biodiversidad de anfibios y reptiles, hasta cuando el
grupo Biología de Organismos Tropicales (BIOTUN) de la Universidad Nacional de
Colombia (UNAL) inició sus investigaciones allí.
El descubrimiento comenzó con Bolitoglossa pandi,
más conocida como salamandra de Pandi crema. Durante el trabajo de campo, el
equipo acordó que cada vez que alguien avistara una salamandra debía gritar
“salamandra”. Para su sorpresa, a los pocos minutos se escuchó casi un coro
unificado de “salamandra, salamandra, salamandra…”, que les indicaba que esta
especie era abundante en la zona.
“Fue muy sorprendente porque habíamos buscado esta
salamandra en otros sitios de Cundinamarca y no era tan abundante”, mencionó la
profesora María Argenis Bonilla Gómez, del Departamento de Biología de la UNAL,
líder del proyecto.
Pero este fue solo el comienzo de una serie de descubrimientos.
María Daniela Guevara, bióloga de la UNAL e integrante del equipo, como nativa
de Supatá llevó a los demás investigadores a enamorarse del territorio y a
seguir descubriendo especies similares que han contribuido a que Colombia sea
reconocido como el segundo país con mayor biodiversidad de anfibios y el
tercero en reptiles.
Estos animales desempeñan un papel fundamental en el
mantenimiento del equilibrio de los ecosistemas, pues consumen una gran
variedad de presas, incluyendo insectos, arañas, roedores y otros animales
pequeños que pueden ser portadores de plagas o enfermedades. Además, sirven
como indicadores de la salud ambiental: su disminución en número o la presencia
de deformidades puede ser una señal temprana de que el ecosistema está en peligro.
Un año de muestreos
“El objetivo principal de las expediciones era localizar y
documentar las especies presentes en la zona. Para identificarlas utilizamos
información disponible en colecciones biológicas, y además contamos con la
colaboración del herpetólogo José Luis Vieira, quien nos ayudó a capturar
imágenes de alta calidad”, relata la bióloga Guevara.
Como resultado, registraron 15 ranas y sapos, 6 lagartos, 10
serpientes, una salamandra y una cecilia, para un total de 33 especies.
Anfibios
Entre las ranas y los sapos identificados se encontraron
especies de 6 familias, entre las que se destacan: Aromobatidae o aromobátidos,
cercanamente relacionados con las ranas venenosas; Bufonidae o bufónidos, de
piel gruesa, seca y verrugosa; Centrolenidae o centrolénidos, conocidos como
ranas de cristal debido a su cuerpo translúcido; y Craugastoridae o
craugastóridos, también llamados ranas de lluvia, usualmente de piel café.
Además, se hallaron especímenes de la familia Hylidae, que
incluye a las conocidas ranas arborícolas; y Dendrobatidae o dendrobátidos,
también llamadas ranas venenosas o punta de flecha, entre las que se encuentra
la rana dorada de Supatá.
“En esta última familia encontramos dos especies autóctonas
del municipio y una nueva especie del género Hyloxalus, que resultó
ser un descubrimiento significativo para la ciencia”, afirma el biólogo Juan
Sebastián Curaca Fierro.
La famosa salamandra B. pandi también
formó parte de la categoría de anfibios, junto con Caeciliidae o cecilia, que
aunque se podría confundir con una serpiente, en realidad tiene una piel lisa
similar a la de una lombriz.
Reptiles
Se encontraron 4 familias de lagartos: Alopoglossidae o
lagarto pechirrojo, que son lagartijas pequeñas, generalmente de menos de
10 cm de longitud y con ojos muy pequeños; Dactyloidae, también conocido
como camaleón porque puede oscurecer su piel hasta tonos café oscuro, y
Sphaerodactylidae o salamanquesa, que es de color marrón y su cuerpo está
cubierto por escamas pequeñas.
Por último, entre las familias de serpientes identificadas
está Colubridae, popularmente llamada cazadora verde de montaña o serpiente
lomo de machete; no es venenosa y su dorso suele ser de color verde oscuro,
mientras que su vientre es amarillo. Por otro lado está la familia Elapidae, en
la que se encuentran las serpientes más venenosas.
El resultado tangible de este esfuerzo es la Guía
ilustrada de los anfibios y reptiles de Supatá, Cundinamarca: Una herramienta
para el empoderamiento comunitario, publicación que busca no solo educar a
la comunidad sino también inspirar acciones concretas para la conservación de
estas especies y los ecosistemas que las sustentan.