La salud de los ríos de Suramérica, incluyendo el Magdalena, está en peligro debido a la contaminación, la deforestación y la construcción de hidroeléctricas, lo que pone en riesgo la biodiversidad y la importancia ecológica de sistemas fluviales como los humedales de La Mojana y las áreas costeras del mar Caribe donde desemboca. Experto de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) hace un llamado urgente a restaurar y conservar este importante afluente del país, que pasa por 22 departamentos y 728 municipios.
Según el profesor Jhon Charles Donato Rondón, del
Departamento de Biología de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), coautor
del libro De los ríos suramericanos al río Magdalena publicado
por la Editorial UNAL, “es importante reconocer el río y sus tributarios como
una entidad natural sujeta a derechos de protección, conservación,
mantenimiento y restauración a cargo del Estado y de las comunidades de la
sociedad civil, como ya se hizo para el río Atrato”.
También considera que es urgente declarar como reserva
fluvial la cuenca alta del río Magdalena y sus tributarios, en particular las
lagunas de páramos como las glaciales, en donde nacen los sistemas fluviales.
Hay que recordar que este nace a 3.685 msnm, en el Páramo de las Papas,
ubicado en el macizo colombiano, una importante zona de montañas entre los
departamentos de Huila y Cauca.
“Además es importante promocionar políticas para proteger
las especies de peces migratorios (bocachico, bagre o nicuro) que son la base
de la cadena alimenticia y que ofrecen uno de los servicios ecosistémicos más
importantes del río como es su aporte de proteína de alta calidad para la
población colombiana”.´
Así mismo, es fundamental proteger el delta fluvial de La
Mojana y la depresión Momposina como reservas hídricas que sirven como hábitat
para el desarrollo de poblaciones de peces (juveniles) y funcionan como zonas
de regulación hidrológica natural del río en su cuenca baja (Magdalena,
Atlántico, Bolívar y Sucre).
Y tal como afirma el experto, “de ninguna manera puede
faltar la promoción de medidas para obligar a las empresas que utilizan los
recursos hídricos y modifican los cursos de los ríos (hidroeléctricas), a
cumplir con las normas de protección, tanto de los ciclos de vida de las
especies migratorias de peces como de los ciclos hidrológicos del río que han
afectado la disponibilidad de agua y los recursos pesqueros artesanales del
país”.
Situación sobrediagnosticada, se necesitan acciones
Así mismo, la construcción de las represas El Quimbo y
Betania, en el Huila, ha ocasionado que el78 % de la cuenca alta presente
erosión crítica, es decir desgaste y desprendimiento de material del lecho y
las laderas del río por la acción de las corrientes de agua; además en los
últimos 40 años se ha presentado una reducción del volumen pesquero del
62,5 %.
De igual manera, estudios del Instituto Humboldt
identificaron que el área de los humedales en el río Magdalena se ha reducido
en un 24 % y que este cuenta con 233 especies de peces, de los cuales 158
(76 %) son autóctonos de estos ecosistemas, entre ellos pataló, bagre,
bocachico, nicuro, piraña, sábalo y pez carpa. Actualmente solo hay una décima
parte de los peces que se reportaban hace 30 años.
“El río Magdalena es un ejemplo claro de cómo la actividad
humana puede afectar negativamente la salud de un ecosistema fluvial, por eso
es importante tomar medidas no solo para preservar la biodiversidad sino
también para garantizar el bienestar de las comunidades que dependen de ellos”,
afirma el académico.
Ríos a fondo
El libro De los ríos suramericanos al río Magdalena describe
89 ríos agrupados en 23 capítulos y ofrece una visión detallada de la geología,
hidrología, biodiversidad y la historia humana de cada una de estas cuencas
fluviales.
Suramérica es hogar de algunos de los ríos más largos y
biodiversos del planeta como el Amazonas, que atraviesa 7 países incluyendo
Brasil, Colombia y Perú; el Paraná, que fluye a través de Brasil, Paraguay y
Argentina, y el Orinoco, que pasa por Colombia y Venezuela.
Pese a su importancia, estos ecosistemas enfrentan numerosas
amenazas, desde la contaminación y la deforestación hasta la construcción de
represas y la sobrepesca. Muchos ríos del continente han sido contaminados por
minería y descargas de aguas residuales de grandes ciudades y pueblos con
inadecuadas plantas de tratamiento. Así mismo, muchos de ellos han sido
severamente represados y no fluyen libremente, afectando la migración de peces.