Por Rubén Echeverría, Director General
Pude ver el enorme impacto de la Revolución Verde a medida
que se desarrollaba, las vidas que salvó, los millones de personas que libró
del hambre y las que ayudó a salir de la pobreza.
Sin embargo, también presencié los nuevos desafíos en tanto
empezaron a surgir. Actualmente, el 40% de la tierra se encuentra gravemente
degradada, cientos de millones de personas tienen abundancia de calorías pero
padecen por causa de una mala nutrición, servicios ecosistémicos vitales son
subestimados y se encuentran en riesgo y, por supuesto, el cambio climático
amenaza con desestabilizar a muchas de las poblaciones más vulnerables del
mundo.
Estas son problemáticas complejas que trascienden todas las
disciplinas científicas. No obstante, considero que el CIAT nunca ha estado en
una posición más sólida para ayudar a la comunidad mundial a enfrentarlas.
Después de todo, ahora contamos con una trayectoria de 50
años, que nos muestra claramente el camino hacia delante.
Esto debido a que en los 50 años desde que el CIAT fue
establecido, la ciencia ha sido revolucionada por nuevas herramientas, técnicas
y tecnologías. Algunas de ellas fueron desarrolladas por el CIAT mismo. Estos
adelantos ayudan a la ciencia a mantener el ritmo de los desafíos.
Esto significa que, como institución, ahora podemos aspirar
a impactos con los que antes solo podíamos soñar. Hasta hace poco era
inconcebible emprender investigaciones para mejorar paisajes enteros, o
empaquetar rápidamente múltiples rasgos en los cultivos a través de la edición
de genes. Pronto la revolución de datos nos permitirá realizar
fitomejoramiento in silico – usando tan solo computadoras e
información de ADN. Esto nos ayudará a desarrollar de manera acelerada nuevas
variedades de fríjol, arroz, yuca y forrajes tropicales que estén dirigidos a
entornos, mercados y requerimientos nutricionales específicos. Los enfoques
de big data (minería e inteligencia de datos) nos ayudarán a
refinar y generar recomendaciones específicas por sitio para los agricultores
acerca de qué y cuándo sembrar y cómo manejar mejor sus cultivos.
Muchos de estos avances estuvieron alguna vez en el ámbito
de la ciencia ficción; hoy día son herramientas a nuestra disposición. Y ese es
el poder de la ciencia pionera: empuja los límites del conocimiento; logra que
lo inconcebible sea alcanzable.
Nuestros donantes, inversionistas y personal han hecho esto
posible. Sus visiones de un mundo mejor han ayudado a mejorar las vidas de
millones de personas durante los últimos 50 años. Lo mismo podemos decir de
muchos gobiernos, universidades, organizaciones de investigación alrededor del
mundo, que han compartido nuestra visión, convicción y optimismo. Nuestros
éxitos son sus éxitos; nuestro impacto sus impactos.
En la actualidad, están surgiendo nuevas alianzas que nos
ayudarán a construir sobre lo que ya hemos logrado. Los gobiernos y bancos de
desarrollo cada vez más se nos acercan para ayudarles a idear estrategias para
la producción agropecuaria sostenible adaptada al clima, dietas más saludables
y sistemas alimentarios más sostenibles. Asimismo, estamos trabajando incluso
más estrechamente con el sector privado para asegurar que los pequeños
agricultores asuman roles activos en las cadenas de valor internacionales
rentables para cultivos de alto valor como el café y el cacao, así como para
productos pecuarios. Estos adelantos prometen más impactos de largo plazo y una
relación calidad-costo mucho mejor para aquellos cuyas inversiones continúan
impulsando nuestra labor de investigación.
No obstante, en tanto miramos hacia el futuro, hay
algunas cosas que definitivamente no cambiarán. La agricultura continuará
siendo uno de los motores más importantes de desarrollo económico y social
sobre el planeta. Y eso significa que el CIAT continuará con su compromiso de
producir investigaciones científicas de alta calidad que los formuladores de
políticas puedan usar para mejorar la productividad, competitividad y
rentabilidad de la agricultura. Significa que seguirá comprometido con la
innovación y los impactos incluyentes, duraderos y de objetivos claros.
Significa que seguiremos fortaleciendo nuestra red mundial de socios en África,
Asia y América Latina y el Caribe, para acelerar el progreso y mejorar vidas –
en especial con nuestros socios nacionales de investigación, para responder
proactivamente a las amenazas y oportunidades que puedan surgir. Y, por
supuesto, significa que continuaremos demostrando
el enorme potencial de nuestra investigación para ayudar a lograr la
sostenibilidad alimentaria futura para todos.
Es por esto que estoy inmensamente orgulloso de mirar en
retrospectiva cinco décadas del CIAT en este Informe Anual histórico, e
igualmente entusiasmado de compartir mi emoción por las enormes oportunidades
por venir. Después de todo, ahora contamos con una trayectoria de 50 años, que
nos muestra claramente el camino hacia delante.