lunes, 28 de octubre de 2019

Otun Quimbaya- Colombia


OTUN QUIMBAYA ....El más bello Santuario de fauna y flora de Risaralda  



Cerca de Pereira, se conserva uno de los bosques andinos más amenazados del planeta. Hoy, el Santuario de Fauna y Flora Otún Quimbaya, junto al río Otún, protege especies de la biodiversidad de los andes que están desapareciendo en otras regiones. Descubre junto a nuestros guías interpretes ambientales, los secretos de la diversidad, en plantas y animales.

Percibe el canto de las aves, búscalas en el follaje y comprende por que este país tiene el mayor número de aves del planeta. Pon mucha atención a la copa de los árboles, pues allí, en algún rincón, se encuentra alguna familia de mono aullador rojo, mirándote en la distancia. Durante el día, disfrutaremos de un sendero al bosque sub andino y en la tarde, una caminata para encontrarnos con una hermosa cascada, donde la briza y la humedad, te harán sentir la vida que se produce en estas montañas, cuando protegemos sus bosques.

Visita Colombia y vive las maravillas que en ella se encuentra de la abundante y biodiversidad y descubre sus regiones!

Su temperatura de montaña tropical fría.

Conservar áreas naturales poco intervenidas para la realización de investigaciones científicas, actividades recreativas y educación ambiental.


Otún Quimbaya y toda la región del Ucumarí, que se extiende hasta el Parque Nacional Natural Los Nevados, son grandes espacios de bosques andinos de una alta diversidad biológica ubicados en el corazón de la zona cafetera en la cordillera central.

Fuente: Parque Nacional Natural. 




jueves, 17 de octubre de 2019

La inteligencia artificial y los conocimientos de los agricultores ayudan a incrementar los rendimientos del maíz

La agricultura basada en datos puede incrementar la producción de los pequeños agricultores, amenazada por el cambio climático, pero es necesario que los científicos de datos trabajen con agricultores y gobiernos. Cuatro años de colaboración en maizales colombianos demuestran lo que es el éxito.



Los agricultores de la región productora de maíz de Córdoba, en Colombia, han sufrido de todo: mucha lluvia un año, una abrasadora sequía al otro. Los rendimientos eran bajos y sus medios de subsistencia pendían de un hilo.
La situación exigía un nuevo enfoque.
 Necesitaban servicios de información que los ayudaran a decidir qué variedades sembrar, cuándo hacerlo y cómo debían manejar sus plantaciones. El Gobierno, la Federación Nacional de Cultivadores de Cereales (FENALCE) y científicos de Inteligencia Artificial del Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) conformaron un consorcio. 
Los investigadores utilizaron algoritmos de Inteligencia Artificial, sobre la base de los datos que ayudaron a recopilar los agricultores, y los rendimientos aumentaron considerablemente.
El estudio, publicado en septiembre, en Global Food Security, demuestra cómo el aprendizaje automático de datos de múltiples fuentes puede ayudar a hacer más eficiente y productivo el manejo agrario, aun cuando el clima esté cambiando.

“Hoy en día podemos recopilar enormes cantidades de datos, pero no es cuestión de solo amontonarla, procesarla en una máquina y tomar una decisión, Mediante la colaboración entre instituciones, expertos y agricultores pudimos superar las dificultades y alcanzar nuestros objetivos”.
Daniel Jiménez
Científico de datos y Autor principal del estudio, CIAT

Durante los cuatro años del estudio, Jiménez y sus colegas analizaron los datos y verificaron las directrices elaboradas para aumentar la producción.
 Algunos agricultores siguieron las directrices de inmediato, en tanto otros esperaron a que fueran verificadas en ensayos de campo.
 Los agricultores que adoptaron la serie completa de directrices generadas por los algoritmos de inteligencia artificial constataron el incremento de sus rendimientos de hasta en un 20% por hectárea y con potencial de aumentarlo hasta un 40%. Este es un rendimiento excelente para maíz de secano en esa región.

Las directrices también redujeron considerablemente los costos de fertilizante y orientaron sobre cómo reducir los riesgos relacionados con los patrones climáticos, con énfasis en reducir los impactos negativos de lluvias torrenciales.
Investigadores de FENALCE fueron coautores de este estudio que forma parte de un programa del Gobierno de Colombia que busca proporcionar a los agricultores opciones para el manejo tanto de la variabilidad como del cambio climático.


Año tras año, los rendimientos de maíz en la región bajo estudio varían hasta 39 % debido al clima.
 En el pasado, los pequeños agricultores se apoyaban en el propio conocimiento de sus cultivos y aceptaban recomendaciones generales frecuentemente desarrolladas por investigadores muy lejanos a su entorno.
 Éste estudio demuestra que, combinando el conocimiento de los agricultores con datos meteorológicos, de suelos y la respuesta del  cultivo, los agricultores pueden, al menos parcialmente, proteger sus cultivos contra un clima impredecible y estabilizar sus rendimientos a un nivel más alto.
“Si un solo agricultor proporciona información a un investigador, es casi imposible obtener varias perspectivas sobre cómo mejorar el manejo. 
Por otra parte, si son muchos los agricultores que proporcionan la información, cada uno de ellos con diferentes experiencias, condiciones de cultivo y prácticas de manejo, con ayuda de la inteligencia artificial es posible deducir dónde y cuándo funcionarán mejor las prácticas específicas de manejo”.
James Cock
coautor y científico emérito, CIAT

De la finca al algoritmo
En Córdoba, FENALCE, que compila información sobre plantaciones, cosechas, rendimientos y costos del maíz, configuró una plataforma web para recopilar datos y llevar un registro de los datos de fincas individuales.
 Expertos locales cargaron información sobre suelos, luego de visitar fincas en distintas etapas del cultivo, en tanto el IDEAM, la entidad meteorológica de Colombia, gracias a sus políticas de datos abiertos, compartió la información climática de seis estaciones ubicadas en la región. Esto permitió a los investigadores cruzar información diaria de estaciones meteorológicas con campos individuales y las distintas etapas de la época de crecimiento.
Los investigadores utilizaron algoritmos de inteligencia artificial para medir el impacto de distintas condiciones climáticas y de suelos, así como prácticas agrícolas en campo. 
Por ejemplo, notaron que en no es necesario aplicar más de 15 kg de fósforo por hectárea, en una región donde se aplican hasta 40 kg de este fertilizante.
 Esto demuestra que la asesoría sobre los cultivos debe ser específica por sitio.
El estudio comprobó, además, qué cantidad de semilla y capacidad de escorrentía tienen un impacto importante en los niveles de rendimiento.
 Comprender los efectos que tienen los insumos en las plantaciones permitió a los expertos orientar a los pequeños agricultores hacia el uso de mejores prácticas con el fin de obtener rendimientos mayores y estables.
El resultado para los agricultores es que la mayoría de prácticas de manejo que recomienda el estudio no requiere de grandes inversiones, lo cual prueba que es posible mejorar la seguridad alimentaria y los medios de subsistencia sin hacer mayores gastos, al menos en este caso.
 “Este estudio demuestra el valor de combinar enfoques analíticos vanguardistas con enfoques que involucran en su diseño los usuarios para marcar realmente la diferencia, Se trata de establecer las alianzas correctas y luego efectuar un análisis de datos de los problemas y no al revés”.
Andy Jarvis
Director del Área de Investigación y Coautor, CIAT

Los investigadores utilizaron algoritmos de inteligencia artificial para medir el impacto de distintas condiciones climáticas y de suelos, así como prácticas agrícolas en campo. Por ejemplo, notaron que en no es necesario aplicar más de 15 kg de fósforo por hectárea, en una región donde se aplican hasta 40 kg de este fertilizante. Esto demuestra que la asesoría sobre los cultivos debe ser específica por sitio.
El estudio comprobó, además, qué cantidad de semilla y capacidad de escorrentía tienen un impacto importante en los niveles de rendimiento. Comprender los efectos que tienen los insumos en las plantaciones permitió a los expertos orientar a los pequeños agricultores hacia el uso de mejores prácticas con el fin de obtener rendimientos mayores y estables.
El resultado para los agricultores es que la mayoría de prácticas de manejo que recomienda el estudio no requiere de grandes inversiones, lo cual prueba que es posible mejorar la seguridad alimentaria y los medios de subsistencia sin hacer mayores gastos, al menos en este caso.

“Este estudio demuestra el valor de combinar enfoques analíticos vanguardistas con enfoques que involucran en su diseño los usuarios para marcar realmente la diferencia, Se trata de establecer las alianzas correctas y luego efectuar un análisis de datos de los problemas y no al revés”.
Andy Jarvis
Director del Área de Investigación y Coautor, CIAT

Aprendizaje humano, también
Al inicio, CIAT y FENALCE diseñaron una aplicación para teléfono inteligente para que los agricultores registraran sus datos de suelo y otros con respecto a sus campos, pero ni los técnicos de FENALCE ni los agricultores adoptaron dicha aplicación. 
Aunque se utilizó una plataforma web para compilar la información, los técnicos de FNEALCE tuvieron que visitar las fincas y luego subir la información a la plataforma.
 Esto presenta desafíos para ampliar la escala de este tipo de ejercicios.
No obstante, los investigadores ven oportunidades para aumentar la recolección de datos por parte de los agricultores, tanto trabajando directamente con ellos como a través de la tecnología.
 Los proyectos futuros podrían incorporar las aplicaciones que los agricultores ya utilizan. Además, la recolección de datos con todo un conjunto de tecnologías, que van desde satélites, drones y sensores de bajo costo implantados en los campos, en combinación con cosechadoras que registran con precisión el rendimiento, se está haciendo realidad en el mundo en desarrollo.

“En futuros programas de este tipo, la captura, análisis y distribución de la información de datos será más eficiente y sostenible en el tiempo si se involucra al sector privado”, dice Jiménez. “En el futuro, podemos vislumbrar que todos los campos sean cuidadosamente caracterizados y monitoreados, convirtiendo el paisaje en toda una serie de experimentos que proporcionan datos para interpretar con inteligencia artificial y así ayudar a los productores a manejar mejor sus cultivos”.

Fuente : CIAT- COLOMBI 

miércoles, 9 de octubre de 2019

Los fenómenos geotérmicos


La temperatura de la Tierra aumenta con la profundidad, fenómeno conocido como gradiente geotérmico. El incremento de este gradiente es del orden de 25 a 30 °C por kilómetro, aunque en ciertas zonas puede alcanzar valores superiores a los 150 °C por kilómetro.


El fenómeno geotérmico más conocido es el hidrotermalismo, que es el conjunto de manifestaciones que tienen lugar donde brota agua del suelo con temperaturas superiores a las del ambiente circundante.
De acuerdo con su origen, se puede clasificar como volcánico o magmático, cuando se produce en filones metálicos o eruptivos de magma ascendente; se llama tectónico, telúrico o meteórico, cuando proviene de depósitos de agua subterránea que se ha infiltrado a través de fallas geológicas, o grietas que se encuentran en capas más o menos profundas del subsuelo, las cuales generan altas temperaturas por la fricción.

Independientemente de su origen y temperatura, los diferentes tipos de manantiales de aguas termales y calientes, a veces asociados con expulsión de cierta cantidad de minerales y gases, son fenómenos hidrotermales.
Cuando el agua emana del suelo, principalmente en estado líquido y con un flujo constante, el fenómeno se denomina manantial o fuente termal; si el flujo es constante pero involucra una mezcla de vapor y otros gases, recibe el nombre de fumarola y cuando, además, emana una cantidad considerable de ácido sulfhídrico y precipita azufre en la periferia, se denomina una solfatara.


Los géiseres son también manantiales calientes que presentan actividad intermitente o periódica, debido a un proceso especial de sobrecalentamiento, desfogue y recarga que da lugar a la expulsión violenta de una columna de agua y vapor.

Un tipo especial de manantial hidrotermal es el que acontece en ciertas zonas de los fondos oceánicos a profundidades considerables; son las llamadas fumarolas o ventilas submarinas.
Un fenómeno geotérmico muy especial es el conocido como diapirismo de lodo —del griego diapeirein, atravesar, perforar—, que es un proceso de ascensión de lodos acuosos originados en rocas sedimentarias, que fluyen a través de rocas subyacentes más densas y recientes. Sometidos a presión, los lodos ligeros penetran en las fracturas de las rocas superiores y las atraviesan, para luego aflorar lateralmente a la superficie y formar un «volcán» de lodo.
La zona costera del Caribe colombiano es una de las regiones del mundo donde el diapirismo de lodo se manifiesta profusamente. El volcán de lodo El Totumo, cerca de Galerazamba, el de Turbaco, cerca de Cartagena, ambos en el departamento de Bolívar, y el de Arboletes, en la costa del departamento de Antioquia, son los más conocidos y representan un gran atractivo turístico.


Muchos de los fenómenos geotérmicos constituyen ambientes extremos debido a las altas temperaturas, a la elevada concentración de minerales, a la acidez del agua y a la presencia de gases tóxicos.
No obstante, en estos ambientes se han desarrollado organismos que no sólo son capaces de soportar temperaturas muy elevadas, sino que en ocasiones constituyen la base de la cadena alimentaria de verdaderos ecosistemas.

Fuente: Ecolibro Ambientes Extremos de Colombia


martes, 1 de octubre de 2019

Abono orgánico a partir de residuos de cocina


Un abono tipo bokashi, que consiste en la descomposición de materia orgánica por vía fermentativa mediante el uso de microorganismos eficientes, fue desarrollado en la Institución Educativa Vicente Borrero Costa, de Cali (Valle de Cauca- Colombia )


Con esta iniciativa, Giovanny Rizzo Caicedo, magíster en Ingeniería Agroindustrial en la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, identificó la oportunidad de aprovechar los residuos orgánicos que poseen gran cantidad de nutrientes para el suelo, y que ahora se podrán utilizar en diferentes cultivos de plantas y jardines.

Para este proyecto se emplearon cáscaras de frutas y verduras provenientes del restaurante de la Institución Educativa Vicente Borrero Costa, las cuales se cortaron en trocitos 2 a 10 mm y luego se mezclaron hasta hacer una pasta homogénea.
Para la fermentación de los residuos a través de compostaje (materiales orgánicos sometidos a un proceso biológico controlado de oxidación) e inoculación (introducción de microorganismos que se reproducen) se usaron tres microorganismos eficientes (ME): Saccharomyces cerevisiae  (levadura de panadería) marca Levapan, y las bacterias ácido lácticas Weissella cibaria y Lactobacillus plantarum obtenidas del banco de cepas (población de células) del Instituto de Biotecnología de la UNAL.
Los residuos se depositaron en recipientes plásticos a 25,4 °C y humedad relativa de 77 % hasta alcanzar un volumen de 12,5 litros, y se inocularon con 10 % de microorganismos en relación con el volumen del recipiente.
Se evaluaron siete tratamientos en el proceso de inoculación para la fermentación de residuos sólidos orgánicos, seis de los cuales consistieron en el uso de microorganismos separados y combinados, mientras que el séptimo fue la muestra control (microorganismos propios de los residuos alimentarios).


De alta calidad
Dentro de los resultados se evidenció que los tratamientos con la adición de ME cumplieron con los requerimientos de la norma de calidad NTC 5167 de 2004 en la relación carbono/nitrógeno (menor que 20) para las inoculaciones, cuyo valor para los tratamientos con ME variaron entre 11,549 y 21,573, por lo cual se consideran abonos de alta calidad.
En todos los tratamientos con ME la concentración de carbono orgánico total (COT) –que debe ser mínimo de 15 %– y los valores de pH (mayor a 4 y menor a 9) cumplieron con los intervalos de la norma. Además el contenido de macronutrientes y micronutrientes fue acorde con los reportados para abonos orgánicos. Por último, en cuanto al análisis de metales pesados, se evidenció que los resultados obtenidos están dentro del intervalo correspondiente.
La adición de bacterias ácido lácticas combinadas con levadura incrementa el grado de mineralización de macronutrientes, ya que acelera la velocidad de fermentación, por lo que el abono alcanzó estabilidad después de 26 días de iniciada la fermentación, mientras que el tratamiento control no presentó estabilidad después de 36 días de fermentación.
Además el uso de ME –como L. plantarum combinados con S. cereviciae– permitió un mayor grado de mineralización del abono tipo bokashi, específicamente para los valores de potasio y fósforo.
“La Institución Educativa Vicente Borrero Costa generó valor agregado a los residuos sólidos orgánicos gracias a que con ellos fue posible elaborar bokashi de calidad comprobada”, comentó el investigador Rizzo.

Problemática sanitaria


La Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios (Superservicios) reportó en 2017 que Colombia genera 30.081 toneladas de residuos sólidos cada día, de los cuales entre 60 y 70 % se puede transformar en compostaje, máxime si se tiene en cuenta que en los hogares se estima que el 40 % de basura diaria es materia orgánica.

Sin embargo en algunos de los abonos por compostaje se pierde energía en la descomposición de la materia orgánica, que libera dióxido de carbono y nitrógeno en forma de amoniaco (nutriente esencial para el crecimiento en plantas). Mientras que “la elaboración de abonos bokashi por vía fermentativa retiene la energía en su interior, y al ser inoculados con ME, mejoran el proceso fermentativo y evitan el mal olor producido por la descomposición de la materia orgánica”, asegura el investigador.


El problema radica en que países en vías de desarrollo, como Colombia, no cuentan con una disposición adecuada para la producción de residuos, lo que ocasiona contaminación, malos olores y producción de lixiviados (líquido tóxico que deteriora el medioambiente y produce enfermedades).
Aunque los rellenos sanitarios se vuelven la estrategia más accesible y económica para manejo de residuos sólidos, su vida útil se agota de manera acelerada por la sobreproducción. El 69 % de los rellenos sanitarios en Colombia tienen un máximo de vida útil de cinco años, según reportes de 2015.
En ese contexto, la presencia de macronutrientes y micronutrientes en los residuos de origen orgánico (en Colombia, el 55 % de los residuos sólidos son orgánicos), “son un campo de interés para investigaciones gracias a que generan valor agregado a los residuos, como ocurre con la producción de abono orgánicos tipo bokashi”, apunta el investigador.

Fuente: