jueves, 24 de septiembre de 2020

La pandemia del COVID-19: Una oportunidad para el sector arrocero de América Latina

 Observatorio del Arroz para América Latina

La actual Pandemia del COVID-19 ha transformado los sistemas alimentarios a nivel mundial, impactando todos los eslabones de la cadena de suministro de alimentos, desde los sistemas productivos hasta la composición de la dieta de las personas. El sector arrocero en América Latina y el Caribe no ha estado exento de estos impactos, pero a diferencia de otros sectores, se ha abierto una puerta de oportunidades para el sector.


Esta fue la principal conclusión de los dos foros virtuales organizados por el Programa de Arroz de la Alianza de Bioversity International y el CIAT, el Fondo Latinoamericano para Arroz de Riego (FLAR) y Harvest Plus sobre el impacto de la pandemia en el sector arrocero de América Latina y el Caribe (ALC). En el primer foro se presentaron los resultados de un diagnóstico participativo con actores claves del sector a nivel regional, dando un preámbulo de discusión para un segundo foro, donde tres panelistas analizaron la situación y presentaron posibles escenarios y alternativas para el sector en temas de nutrición y mercados.
 Un total de 591 participantes de 28 países participaron en ambos seminarios, quienes también tuvieron la oportunidad de intervenir aportando con experiencias a nivel nacional y perspectivas en el corto plazo.

Si bien los impactos que ha provocado la pandemia en el sector son tan heterogéneos como lo son los sistemas productivos de arroz entre los países de la región, los expertos coincidieron en que la coyuntura actual puede abrir una serie de oportunidades para desarrollar el sector, ya que como afirma Gisella Luque de Argentina, “el arroz está más presente que nunca en la mesa de los consumidores”.

El arroz, al ser un alimento no perecedero y una importante fuente de energía de precio relativamente bajo en comparación con otros alimentos, ha sido priorizado en el plato de los hogares durante la pandemia. Los resultados del diagnóstico conducido con 40 líderes de opinión del sector arrocero en 20 países América Latina y el Caribe indican que la demanda de arroz durante el confinamiento incrementó en al menos 12 países. Paralelamente, el precio promedio mensual de arroz al consumidor para el primer cuatrimestre del año en relación con el año pasado, incrementó en 12 de 14 países de la región que fueron analizados (FAO, 2020). No obstante, el comportamiento de la demanda frente al incremento del precio no ha cambiado.

Si bien las tendencias en precio responden a un incremento en la demanda y a los efectos de la especulación y el acaparamiento durante el confinamiento, fueron los precios internacionales del arroz el principal factor de este comportamiento. Con el objetivo de asegurar el abastecimiento interno durante los periodos de confinamiento, importantes exportadores a nivel mundial como Vietnam, Myanmar, Camboya e India, impusieron una serie de restricciones a las exportaciones de arroz, lo que conllevó a elevar los precios internacionales.


 A pesar que inicialmente de dio una tendencia creciente en el precio, esta se ha ido ralentizando en las últimas semanas con la flexibilización de las medidas impuestas.

En la búsqueda de nuevos mercados

Las disrupciones en el mercado han abierto una oportunidad para el sector no solo en términos de precios, sino también de mercados. Según los resultados del diagnóstico, ocho países se vieron favorecidos por la apertura de nuevos mercados. Los exportadores en Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay vieron la oportunidad de acceder a mercados que se encontraban desabastecidos por la reducción en oferta de los exportadores asiáticos, como es el caso de México. Por otro lado, países como Ecuador, Panamá, Perú y República Dominicana se vieron favorecidos por un incremento en la demanda interna y compras directas por parte del Estado para la entrega de bolsas de alimentos a los sectores de la población más afectados por las medidas de confinamiento. En el caso particular de Perú y República Dominicana, las bolsas de alimentos se presentaron como una oportunidad para posicionar al arroz como un “vehículo ideal para los programas de fortificación”, afirmó Javier Cuenca, Coordinador del Programa Regional de Fortificación de Arroz del Programa Mundial de Alimentos y uno de los panelistas del segundo foro.

Si bien algunos países anticipan incrementar sus exportaciones en el corto plazo, países como Perú y Ecuador apuntan a reducirlas, atraídos por los altos precios y demanda nacional, mientras que importadores como Panamá, Costa Rica y El Salvador, han adelantado la aprobación de nuevos contingentes para asegurar el abastecimiento nacional. Paralelamente, Colombia, Ecuador y Bolivia esperan incrementar la superficie sembrada en la próxima época de siembra, reduciendo la cantidad importada en el mediano plazo.

Unas de cal y otras de arena

A pesar de que el sector arrocero en varios países de la región ha encontrado una ventana de oportunidades, no ha estado exento de los impactos negativos a raíz del confinamiento. En el diagnóstico, 16 de los 20 países reportaron verse afectados de una forma a raíz de la pandemia, siendo la restricción a la movilización el principal problema, a pesar de que el sector agropecuario fue exento de este tipo de restricciones. Esto afectó principalmente la movilización de trabajadores hacia los puntos de trabajos en diez países, lo que incluso provocó una menor disponibilidad de mano de obra en Colombia, Guatemala, Honduras y México. De igual manera, nueve países reportaron que dichas restricciones dificultaron el traslado de la cosecha a los puntos de venta y acopio.


Disponibilidad de insumos para la producción en diez países de la región, particularmente de semilla certificada, y el subsecuente incremento en el precio de los mismos en el caso de Argentina, Brasil, Colombia y Guatemala; no obstante, estos fenómenos responden más a la especulación e incremento de la demanda, y en el caso de la semilla certificada, a la baja producción debida a la pandemia. En contraposición, el precio del combustible se redujo debido a la caída en los precios internacionales del petróleo. Otros problemas reportados fueron el retraso en los pagos de incentivos a la producción de arroz en Panamá, baja disponibilidad de maquinaria para cosechar en Paraguay y retrasos en las actividades productivas de campo en Bolivia, Paraguay, Panamá y Venezuela.

Los gobiernos nacionales han mirado con especial preocupación la afección al sector agropecuario y el abastecimiento de alimentos en el futuro, por lo que han implementado una serie de políticas enfocadas al fortalecimiento del sector. A la fecha, diez países de la región han habilitado nuevas líneas de crédito para el sector agropecuario y un igual número de países han promulgado medidas de alivio financiero sobre créditos ya existentes, como el diferimiento de pagos y la reducción en las tasas de interés. Otras medidas se han enfocado en la digitalización de procesos y obtención de certificados, mejoras logísticas y nuevas medidas de inocuidad para minimizar las posibilidades de contagio en los sistemas de producción.

El impacto de estas medidas y las oportunidades que se presentan para el sector dependerán de que tanto pueden los productores de arroz de distintas escalas beneficiarse de estas medidas y las decisiones que se vayan a tomar en materia de inversión, mercados e investigación. Como afirma Alvaro Durant, Profesor del Departamento de Economía Agrícola y Agronegocios de la Universidad de Arkansas, en E.E.U.U.  y panelista del segundo foro, la pandemia “ha aumentado la visibilidad del sector agrícola en la mayoría de los países, lo cual es positivo si se tiene claro cuáles son las demandas y necesidades”.

Una apuesta a la integración regional

Está claro que los efectos de la pandemia, en la medida que esta perdure, afectarán al sector en el corto y mediano plazo, pero también se presenta como una oportunidad para empezar a trabajar en mejoras estructurales con una mirada en el largo plazo. La inversión en desarrollo y transferencia de tecnologías para incrementar la competitividad del sector, mejoras en la cadena de logística y distribución, mayor trazabilidad y tecnificación en los procesos e inversiones en temas de inocuidad y sostenibilidad son algunos de las estrategias propuestas por los panelistas y participantes de los foros como estrategias para tener un sector más desarrollado, y a su vez más preparado para futuras crisis.

La pandemia también se presenta como una oportunidad de integración regional, un tema que resaltó Tabaré Aguerre, ex ministro de Agricultura de Uruguay y panelista del segundo foro. “Desde una perspectiva regional, es importante pensar de qué manera podemos utilizar las plataformas [de integración regional], de salir de una mirada de corto y mediano plazo en cuanto a la demanda de materiales genéticos y tratar de pensar por dónde va a venir la demanda en el futuro… El concepto es partir de nuestras ventajas comparativas, pero tratando de incorporar ventajas competitivas, no solo en precios, sino que nos aseguren estándares de sostenibilidad”.

El desarrollo de la pandemia y su impacto en el largo plazo es incierto, pero este primer diagnóstico nos deja lecciones aprendidas que se deben considerar para el desarrollo de acciones y medidas que ayuden a paliar los efectos inmediatos, así como también para ayudar a fortalecer el sector de manera sostenida en el tiempo. La pandemia reivindicó al arroz en la mesa de prioridades del sector agropecuario de la región, ahora el resto consiste en identificar  las áreas a fortalecer en cada país para priorizar este cultivo, básico para la seguridad alimentaria de la región.

CIAT- COMUNICACIÓN- COLOMBIA 


 






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