Un producto elaborado a base de estas plantas reduciría hasta en un 90 % la contaminación ocasionada por derrames de hidrocarburos en fuente hídricas, en aproximadamente dos semanas.
Esta sustancia, creada por el ingeniero de petróleos Duvanis
Herazo Navajas, magíster en Ciencias - Biotecnología de la Universidad Nacional
de Colombia (UNAL), se constituiría en una alternativa al uso de productos
químicos importados con los que se suele eliminar la contaminación de aguas por
derrames de hidrocarburos.
El primer escenario que llevó al ingeniero Herazo a poner a
prueba su desarrollo biotecnológico fue el derrame de varios litros de diésel
en una laguna de Puerto Asís (Putumayo) ocurrido en julio de 2020, en medio de
la pandemia. Los hidrocarburos crearon una capa espesa sobre el agua y el
panorama era muy desalentador.
El producto, creado a base de extractos vegetales,
descompone los hidrocarburos para que sean degradados o consumidos por
bacterias presentes en la naturaleza.
“Se trata de una mezcla de surfactantes y solventes que
cuando entra en contacto con el petróleo ayuda a que este se descomponga en
estructuras más sencillas, y ahí las bacterias nativas presentes en el
medioambiente lo degradan”, explica el investigador.
Agrega que “los surfactantes, también llamados
tensioactivos, son extraídos de plantas como la quinoa y el coco. Son llamamos
metabolitos secundarios porque no son vitales para las plantas. Un ejemplo son
los limonenos, sustancias producidas por plantas cítricas para repeler insectos
y que reconocemos con facilidad por el olor cítrico”.
Como el surfactante –mezclado con agua y aplicado sobre el
petróleo para transformarlo– es de origen natural, el producto también se
degrada.
El tiempo de descomposición del petróleo depende de las
cantidades. En la laguna de Bloque Pantanillo, del municipio de Puerto Asís, se
logró una degradación casi completa en dos semanas.
La segunda, también en Puerto Asís, fue un derrame de
petróleo crudo ocurrido en un cananguchal (bosque típico de la Amazonia) en
diciembre de 2019. Allí se logró restaurar el suelo en cuestión de semanas. La
tercera prueba fue en la quebrada La Guinea, en La Dorada (Putumayo) en
noviembre de 2020.
La prueba más reciente fue en un parque industrial cercano a
Bogotá, donde se presentó un derrame de hidrocarburos en una alcantarilla. “Ahí
fue interesante, porque allá el agua es fría y en esas condiciones el
hidrocarburo se emulsiona más, lo que lo hace más difícil de degradar o
descomponer. Aun así, con la biotecnología hubo un buen resultado”, aclaró el
magíster.
Hay que anotar que usualmente cuando hay un derrame de
petróleo se usan dos métodos para controlarlo: uno es la recolección mecánica
del petróleo, y el otro es el uso de surfactantes químicos, la mayoría de los
cuales son importados y fabricados con solventes a base de hidrocarburos, lo
que significa que son más difíciles en degradar.
El investigador señaló además que “en el caso del producto
natural la degradación puede ser más lenta porque son procesos naturales, pero
todo es biodegradable. Por eso tenemos que cambiar la mentalidad: hay métodos
más rápidos pero que a largo plazo generan otros impactos en el ecosistema”.
Después de la investigación que le permitió obtener el
título de Magíster en Ciencias - Biotecnología en la UNAL Sede Medellín, el
ingeniero Herazo planea continuar con la documentación de su desarrollo para
buscar una patente.
“Yo empecé a investigar este tema en 2014, porque quería
buscar formas de contribuir al medioambiente desde mi profesión, la ingeniería de
petróleos. Creo que en este campo necesitamos más conciencia ambiental”,
comentó.
El profesor Antonio Romero Hernández, de la Facultad de
Minas de la UNAL Sede Medellín, manifestó que “los hallazgos del ingeniero
Herazo son importantes porque reducen el impacto de los derrames de
hidrocarburos, que pueden ocurrir en cualquier momento, y en Colombia hemos
tenido una historia de más derrames por cuenta de ataques terroristas a
oleoductos como Caño Limón - Coveñas”, dijo.
Según reportes de Ecopetrol, la infraestructura de
transporte de hidrocarburos del país sufrió más de 2.745 ataques en 38 años, lo
que ocasionó el derrame de más de 3,7 millones de barriles de petróleo, eso sin
contar los incidentes en el transporte, averías de tubos, e incluso los derrames
en las estaciones de gasolina.
El surfactante de origen vegetal se puede emplear tanto en
suelo firme como cuerpos de agua como quebradas y ríos, e incluso en el mar, a
más de 10 m de profundidad.
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