En la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Orinoquia se ubica la primera planta piloto de biogás del departamento de Arauca, para cuyo funcionamiento se utilizarán vísceras y agallas de cachama y tilapia, además de cáscaras de plátano y cacao. Del procesamiento de estos residuos se espera producir alrededor de 280 litros de biogás al día, que permitirán el abastecer ciertos espacios de la Sede, como la cafetería.
Según cifras del Ministerio de Agricultura y Desarrollo
Rural, en 2020 Colombia produjo 12.000 toneladas de tilapia y 8.000 de cachama,
lo que evidencia por qué son los peces que más se producen en el país. El
departamento de Arauca es un productor piscícola por excelencia, cifras de la
misma entidad muestran que para en ese mismo año esta fue de 1.892 toneladas.
Sin embargo, en la producción piscícola, residuos como las
escamas, vísceras y cabezas sin un manejo adecuado pueden contaminar ríos y
quebradas, entre otros cuerpos de agua. La situación no es diferente para los
residuos agrícolas, que además de contaminar el agua su errónea disposición
puede afectar el ciclo de nutrientes y la estructura del suelo.
Como una alternativa a esta situación, el Grupo de
Investigación en Prospectiva Ambiental de la UNAL Sede Palmira busca convertir
en biogás los residuos de la actividad piscícola y agrícola del área de
influencia de la Sede Orinoquia. De paso, como ya sucedió en la Sede Tumaco,
donde este proyecto ya tiene un camino recorrido, quiere vincular a los
productores del área de influencia para que les den un uso óptimo a los
desechos y así reducir su impacto en el medioambiente.
La profesora Luz Stella Cadavid, coordinadora del Grupo de
Investigación Prospectiva Ambiental de la Sede Palmira, señala que “Arauca es
una zona con una alta actividad agrícola que genera grandes cantidades de
biomasa residual, la cual debe ser manejada y dispuesta de forma adecuada, y en
lo posible aprovechada”.
“Creemos que las comunidades de una zona como esta, que ha
sufrido el conflicto armado, pueden fortalecerse y mejorar su calidad de vida
con una iniciativa que generará empleo y desarrollo para la región. Por eso es
necesario el apoyo de las instituciones”.
Funcionará con energía solar
La planta piloto, que busca expandirse al departamento,
funcionará con un 80 % de residuos piscícolas y un 20 % de residuos
agrícolas, lo que se convertiría en una alternativa para las familias que
padecen el desabastecimiento de gas y los altos costos de este.
El sistema permite hacer un tratamiento previo a los
residuos con la finalidad de reducir su tamaño y homogeneizarlos. Luego, estos
se mezclan y disponen en un reactor que los descompone y transforma en biogás.
A diferencia de la planta de biogás de la Sede Tumaco, la de
la Sede Orinoquia tendrá una versión mejorada, pues contará con una fuente de
energía para la que se utilizarán paneles solares, además de un sistema
mejorado de purificación del biogás.
Debido a que Arauca tiene una temperatura favorable, que
varía entre los 28 y 36 oC, no es necesario calentar de manera
adicional los sistemas para la producción del biogás, que tienen una
temperatura óptima de 37 °C.
“La planta tiene dos partes, una que produce el biogás y
otra que se encarga de purificarlo, removiendo el dióxido de carbono, el ácido
sulfhídrico y la humedad, lo que nos permite obtener biometano con la calidad
del gas natural”, explica la académica.
En unos tres meses se espera comenzar a producir biogás y
biometano, que serán utilizados para el funcionamiento de la estufa en la
cocina de administrativos de la Sede Orinoquia, así se economizará dinero en la
adquisición de cilindros de gas.
“Se busca recibir cerca de 10 kilos de residuos a la semana,
un poco más de 1 kilo al día, pero cuando se optimice la producción esperamos
subir a 3 kilos por día para producir alrededor de 560 litros de biogás”,
proyecta.
Proyecto con los productores locales
El proyecto desarrollará talleres con la comunidad para
crear conciencia sobre la importancia de darle un segundo uso a los residuos
agrícolas y animales.
“La idea es que los productores se apropien de esta
tecnología y la puedan instalar en otras zonas; así podrían obtener una fuente
de energía limpia para cocinar, y si se quisiera y a mayor escala, como
combustible vehicular o fuente de energía eléctrica”, anota la profesora.
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