miércoles, 1 de julio de 2015

"2015 ENCUENTRO CON LA NATURALEZA"


EL CAFÉ EN LATINOAMERICANA 


El café arábica —la variedad gourmet de alta calidad más popular con un 70% de participación en el mercado mundial— se verá afectado significativamente por los aumentos de más de dos grados centígrados de temperatura y los cambios en la frecuencia y cantidad de las lluvias, previstos para el año 2050.
Los principales productores de café: Brasil, Vietnam, Indonesia y Colombia, que en conjunto generan el 65% de la participación del mercado mundial, experimentarán graves pérdidas si no se toman medidas de adaptación.
Así lo advierten los autores del estudio “El cambio climático reduciría aptitud de cultivo de café arábica en las principales regiones productoras a nivel mundial”, realizado por investigadores del Programa de Investigación en Cambio Climático, Agricultura y Seguridad Alimentaria (CCAFS, por sus siglas en inglés) y el CIAT.
“Por primera vez hemos recopilado datos regionales suficientes para mostrar que los caficultores deben contrarrestar temperaturas superiores para sobrevivir”, afirmó Peter Läderach, coautor del informe y especialista senior en cambio climático del CIAT.
En el caso de Brasil, los agricultores podrían enfrentar pérdidas de más de un 25% frente a la producción actual si no se toman medidas y estrategias de adaptación. Mientras que en Honduras, Guatemala, Costa Rica, Nicaragua, El Salvador y México, en donde el café arábica es un importante producto de exportación, se pueden presentar reducciones en su producción principalmente en zonas bajas, causando graves impactos económicos pues contribuye entre el 1 y el 5% al Producto Interno Bruto.
A MOVERSE LOMA ARRIBA 

Intercalar cultivos con árboles para proporcionar sombra, o trasladarse a alturas más elevadas y frescas podrían contrarrestar las temperaturas más altas, aseguran los autores.
“En general, los cultivos de café tendrán que trasladarse entre 300 y 500 metros más arriba dependiendo de su ubicación actual para sobrevivir”, asegura Oriana Ovalle, autora principal de la publicación y especialista en cambio climático del CIAT.
Esto es factible en países como Etiopía o Kenia, en donde se originó esta variedad de café y las elevaciones alcanzan una altura de 2.400 metros por encima del nivel del mar. Sin embargo, en Brasil, por ejemplo ya se cultiva en bajas alturas y no puede trasladarse a mayores altitudes.
“Es más, la caficultura comercial, altamente mecanizada de Brasil, no es apta para el cultivo intercalado con árboles que podrían proporcionar sombra y atenuar las temperaturas”, comentó Läderach. “Esto podría significar trasladar la producción a África oriental y Asia-Pacífico, si no se implementan estrategias de adaptación”, agregó.
Tim Schilling, director ejecutivo del programa de Investigación Mundial del Café (World Coffee Research), financiado y dirigido por la industria mundial del café y socio del CIAT, ante los resultados del estudio manifestó: “Una reducción de un 25% en la producción de Brasil tendrá un impacto enorme y transformador en todo el sector caficultor. Los resultados netos serán: menos abastecimiento mundial y precios más altos para las compañías tostadoras y los consumidores; para mí, todo esto dice: prepárense para unas alzas en los precios”.
En general, el estudio global muestra que las zonas entre 600 y 1.900 metros sobre el nivel del mar tendrán mejores condiciones para la producción de café arábica, aunque esto depende de muchos otros factores. No obstante, es posible que trasladar la producción de café a mayores alturas no siempre sea viable.
Se estima que Colombia, uno de los cuatro principales países productores, experimentará una reducción en promedio de hasta un 16% en el área adecuada para la producción de café arábica. La producción podría trasladarse a mayores alturas, pero estas zonas de reserva natural normalmente cubiertas de bosques, albergan comunidades indígenas y ambientes biodiversos.
ACTUAR AHORA, ADVIERTEN LOS INVESTIGADORES.

El café se demora alrededor de 5 años en establecerse y dar fruto. Esto es una inversión de largo plazo para los 25 millones de agricultores, en su mayoría de escasos recursos, que dependen del café para su supervivencia. Esta investigación permitirá a los científicos evaluar nuevas variedades de café resilientes al clima, adaptadas a zonas climáticas específicas.
Esperamos conocer más acerca de cómo se puede usar la genética del café para ganar más tiempo”, dijo Schilling. “El único destello en el horizonte es la capacidad de cambiar el cafeto de modo que produzca café de óptima calidad y rinda en un entorno limitado por el clima”, agregó.
No obstante, la investigación es apenas una pieza del rompecabezas. “Necesitamos diseñar estrategias de adaptación para proteger la industria del café y a los pequeños caficultores que lo proveen actualmente”, recalcó Läderach. “Para que eso suceda, los actores de las cadenas de abastecimiento mundial deben colaborar y financiar esfuerzos de adaptación”.
Esto ya está sucediendo en América Latina. En el año 2013 en Nicaragua, estrategias de adaptación desarrolladas por el CIAT, CCAFS y sus socios fueron incluidas en el plan nacional de ese país, originando una inversión de US$10 millones para el gobierno nicaragüense para su implementación. Igualmente, el CIAT apoya la implementación del Plan de Acción Nacional Apropiada de Mitigación (NAMA, por sus siglas en inglés) para el cultivo de café en Costa Rica, con apoyo de CCAFS y el Gobierno Nacional.
“Los caficultores ya pueden sentir el calor. Es hora de despertar. De lo contrario, los caficultores se verán forzados a buscar alternativas”, puntualizó Läderach.

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