comprensión de lectura
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“El 100 % de la música que seleccionaron fue salsa.
En
nuestra cultura del Valle del Cauca está muy arraigado este género y es parte
de nuestro patrimonio inmaterial”, asegura el licenciado en música William
Javier Díaz Lozano, magíster en Enseñanza de las Ciencias Exactas y Naturales
de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.) Sede Palmira.
Después de aplicar la propuesta metodológica, dos de cada
tres estudiantes de noveno grado de la Institución Educativa de Rozo
respondieron correctamente la mayoría de las preguntas de una prueba tipo Icfes.
“Las palabras son de aire, y van al aire / Mis lágrimas son
agua, y van al mar… /”, entonaba a finales de los setenta José Manuel
Ortega Heredia, conocido como “Manzanita”, en una composición que años después
haría popular Willie Colón en versión de salsa.
Estos dos versos de Gitana son
una clara referencia al poema Rima XXXVIII, escrito por Gustavo
Adolfo Bécquer más de un siglo atrás.
“Todo lo que podemos encontrar en una canción alberga una
polifonía de voces presentes en otros textos.
La música es poesía y por ello
los profesores pueden abordar con sus estudiantes el análisis literario a
través de ella, de una forma más entretenida”, señala el docente.
Amor por la salsa
Una vez identificadas las canciones más populares de
salsa, se avanzó en el análisis literario de las letras, creando primero un
glosario de palabras desconocidas.
Después se les pidió a los estudiantes
identificar la idea central del texto y a partir de esto avanzar en la creación
de una obra artística como respuesta al argumento de la canción. “Para la
respuesta los jóvenes podían realizar escritos, dramatizados, pinturas o dibujos.
Además de ejercitar la comprensión de lectura, se buscaba profundizar en un
pensamiento crítico”, cuenta el profesor.
El siguiente paso consistió en asociar el contenido de las
letras musicales con otras manifestaciones artísticas. En ese proceso los
jóvenes de noveno relacionaron, por ejemplo, la canción Plástico,
de Rubén Blades, con Quieren dinero, obra de la banda chilena Los
Prisioneros.
En el ejercicio se habló de la crítica presente en estas
composiciones hacia una sociedad de valores consumistas en la que el éxito se
mide según la acumulación de dinero.
De ahí que también se asociaron estas
canciones con el artículo “Ciudad: ¿máscara civilizatoria?”, escrito en 2015
por José Miguel Segura Gutiérrez.
Concluida esta etapa se seleccionaron al azar 17 jóvenes de
los 37 que por tres meses formaron parte del proceso. Ellos respondieron a una
evaluación tipo Icfes y 2 de cada 3 obtuvieron resultados satisfactorios.
“Este
indicador es positivo en comparación con otros alcanzados en años anteriores en
la institución educativa, como el del Icfes de 2016 para grado 11, en el cual
el 68 % de los estudiantes no logró encontrar la idea central de los textos”,
destaca el licenciado.
Para desarrollar la propuesta metodológica se tomó como
referencia la tesis doctoral de Dolores Escobar Martínez, de la Universidad de
Murcia (España), que gira en torno a un trabajo similar pero con canciones del
género pop. Del documento se tomó la propuesta de realizar una encuesta de
hábitos lectores en los estudiantes, de la que se obtuvo como resultado que el
100 % de ellos tenía una gran afinidad por la música, mientras que solo el
34 % disfrutaba la lectura más allá de las asignaciones escolares.
“El profesor es un facilitador; de los recursos
poéticos y las figuras retóricas de las canciones se pueden hacer análisis
literarios muy ricos. El reto es encontrar afinidad con los gustos de los
muchachos, porque para ellos Shakespeare puede no ser el mismo si está
musicalizado”, declara.
Fuente: Prensa Universidad Nacional De Colombia Palmira
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