La tripulación Legio 1, conformada en su mayoría por estudiantes del Grupo de Investigación y Desarrollo Aeroespacial (GIDA) de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), fue la primera en ocupar el Hábitat Análogo de Exploración Espacial Simulada en Colombia (HADEES-C), que busca probar el comportamiento humano durante aislamientos con recursos limitados en misiones en la Luna o Marte.
El ejercicio, que comprende periodos de 15 días, se esta
realizando en el municipio de Chía (Cundinamarca). HADEES-C es la primera
estación construida para este fin en el país y la segunda en Latinoamérica, con
la cual se busca brindar acceso a más estudiantes y profesionales del
continente a este tipo de experiencias.
La tripulación Legio 1 es comandada por el ingeniero Camilo
Zorro y está conformada por los estudiantes Ivanna Medina, de Ingeniería
Mecatrónica; Luis Torres, de Física; Pablo Muñoz, de Medicina; y María Paz
Rodríguez, de Comunicación Social.
El ingeniero mecánico Óscar Iván Ojeda, director de la
Fundación Cydonia, comenta que “el 29 de agosto la NASA planea lanzar su
próximo cohete lunar, el Sistema de Lanzamiento Espacial (SLS), el cual llevará
una cápsula con capacidad de tripulación, sin pasajeros; este proyecto muestra
la importancia de lo que estamos haciendo, lo cual permite generar conocimiento
científico y que Colombia se integre a estos planes internacionales”.
La Fundación Cydonia se creó para promover el desarrollo
espacial en el país y acercar a la gente a este tipo de investigaciones a
través del desarrollo de hábitats análogos como el creado en Chía, con el apoyo
de la Institución Casa Tibaná ubicada allí. Este es el resultado del trabajo de
profesionales de diversas áreas del conocimiento, teniendo como eje las
investigaciones del GIDA de la UNAL.
Ambientes extremos
Durante dos semanas, grupos de hasta 6 tripulantes se
confinan en una estación de 178 m2, conformada por 5 regiones
habitables con dormitorios, cocina, un invernadero con baño, un domo principal
con laboratorio de ingeniería y geobiología, y zonas de trabajo y ejercicio.
“Los habitantes tienen restricción de recursos básicos como
agua y electricidad, además de una dieta limitada compuesta de comida seca y
deshidratada. Pueden salir de la estructura con unos trajes llamados Cóndor,
diseñados por la UNAL, cuya versión actual es la 1.5, similares a los de
astronautas”, explica el ingeniero Ojeda.
Agrega que “la importancia de este tipo de hábitats es que
son de bajo costo, lo que permite que más personas puedan acceder a estos
proyectos, y a su vez es un concepto open-source, lo que significa
que cualquier persona en el mundo puede replicarlos y ejecutar misiones
análogas en diferentes países”.
“Se escogió a Chía debido a su cercanía con Bogotá, lo cual
permite ejecutar una operación fácil con un mantenimiento rápido para cualquier
tipo de inconveniente que surja; fases posteriores del desarrollo buscan llevar
el hábitat a lugares de Colombia con un gran potencial análogo en temas como
geología y biología”, indica.
Este tipo de proyectos busca demostrar que en Colombia se
pueden llevar a cabo experimentos de exploración espacial, teniendo lugares con
condiciones ideales como el Nevado del Cocuy, el Parque de los Nevados, las
minas de sal de Cundinamarca y el desierto de la Tatacoa, entre otros.
El experto enfatiza en que el cultivo de plantas y alimentos
en el espacio es un campo que se podría revolucionar, ya que en Colombia se
tiene una gran biodiversidad que puede ser explorada para fortalecer el futuro
de los cultivos en el espacio; además, también potenciaría la agricultura en la
tierra, entendiendo mejor el funcionamiento y desarrollo de estos seres vivos
en determinadas condiciones, y potenciando la soberanía alimenticia y la
nutrición de comunidades vulnerables.
“Ha habido proyectos como en la Agencia Espacial Europea,
donde se cultivaron tomates, estos se regaban con orina simulada y filtrada, y
eran tratados en un simulador de suelo lunar, lo cual ayudó a buscar las
plantas que entregaran la mayor cantidad nutrientes y que demandarán la menor
cantidad de recursos posible para operar en el espacio”, concluye el
investigador.
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