Las biomasas residuales -troncos, frondas o maderas- de palma de aceite, caña de azúcar, café, banano y árboles madereros, tienen el potencial de suplir gran parte de la demanda de energía eléctrica del país. Un estudio adelantado por investigadores de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Bogotá y la Universidad de Antioquia, evidenció que, el 92,51 % de la cantidad de electricidad que se requiere podría satisfacerse a través de la gasificación.
Según los informes de la Agencia Internacional de la
Energía, para 2019 las energías renovables representaron el 23,2 % de la
generación eléctrica mundial, mientras que la energía generada con carbono, fue
del 37,8 %.
Así, la bioenergía es la cuarta fuente de energía más
importante en el mundo, después del petróleo, el carbón y el gas natural. En el
caso de América Latina, en 2020 se generaron 85.014 GWh de bioenergía, lo que
la convierte en la segunda fuente energética más importante del continente,
después del petróleo.
En el caso de Colombia, la producción de cultivos a gran
escala genera un flujo constante de biomasa que podría ser aprovechada para la
producción de energía. Por ejemplo, en 2019, la actividad agrícola total del
país fue de 63,2 millones de toneladas, que se dividió así: caña de azúcar, 23
millones de toneladas; caña panelera, 11 millones de toneladas; racimos de
frutos de palma aceitera, 6,6 millones de toneladas; plátano, 4,1 millones de
toneladas; plátanos, 2,1 millones de toneladas; y arroz, 1,9 millones de
toneladas, entre otros cultivos.
El potencial bioenergético de Colombia, se estima en entre
400–750 pentajulios (PJ) por año. Este se ha calculado utilizando los cultivos
más grandes, los desechos animales, los residuos forestales y los residuos
urbanos como las principales fuentes de biomasa considerando la cogeneración y
la biodigestión como las tecnologías de transformación”.
El estudio adelantado por los grupos de investigación en
Poscosecha de Productos Agrícolas del Departamento de Ingeniería Civil y
Agrícola de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Bogotá y Procesos
Químicos Industriales de la Universidad de Antioquia, calculó el potencial energético
de residuos agrícolas disponibles en el país para generar electricidad,
mediante procesos termoquímicos de gasificación, residuos que usualmente
no cuentan con una adecuada disposición o aprovechamiento.
El camino
Los investigadores hicieron una revisión bibliográfica
muy detallada para reconocer los procesos de aprovechamiento
energético aplicados a diferentes biomasas en el país, se tomaron datos
oficiales de producción de algunos procesos agrícolas y estadísticas directas
de varios gremios, para posteriormente priorizar las biomasas empleando
criterios técnicos, ambientales y sociales.
Las biomasas priorizadas pertenecieron a los
sectores agroindustriales de la palma de aceite, la caña de azúcar, caña
panelera, café, banano, reforestación para aprovechamiento de madera y
adicionalmente las podas municipales.
“Se realizaron visitas técnicas a las cadenas
agroindustriales que generaban las biomasas priorizadas para validar
los datos encontrados en la literatura e identificar los aspectos
logísticos de primera mano que permitieran confirmar la disponibilidad del
material, sus características y la posibilidad de implementar la
gasificación como un proceso de transformación termoquímica en empresas
representativas de estos sectores”, explica el investigador Andrés Montaña
de la UNAL.
Los resultados de este estudio muestran que el potencial
energético calculado para las biomasas colombianas podría satisfacer gran parte
de la demanda eléctrica del país mediante el uso de biomasas como troncos de
palma aceitera, frondas de palma aceitera, madera de café y aulagas, que muchas
veces son recursos subvaluados.
En el estudio participaron, Claudia Patricia
Pérez-Rodríguez, profesora de la UNAL, y los investigadores Carmen Sofía
Duarte González, Andrés Montaña y Catalina García Marroquín, del
grupo de investigación Poscosecha de Productos Agrícolas del Departamento de
Ingeniería Civil y Agrícola, de la UNAL Sede Bogotá, y Luis Alberto
Ríos, del grupo de investigación de Procesos Químicos Industriales de la
Universidad de Antioquia.
Conectando conocimiento
Solo hasta 2014, con la Ley 1715 se
empezó a promover el desarrollo y utilización de las fuentes renovables no
convencionales de energía. A partir de la expedición de esta ley, los
ministerios de Ambiente y de Minas y Energía desarrollaron proyectos para
fomentar el uso de la bioenergía en el país.
Estos ministerios encontraron retos en la articulación
de los diferentes actores, dificultad de aplicar los incentivos tributarios,
falta de conocimiento, carencia de proyectos pilotos y apoyo a la
investigación, así como barreras en la normatividad, especialmente de gestión
de residuos.
Sin embargo, el panorama para la investigación y el
desarrollo se impulsa y es aprovechado por los grupos de investigación, que en
el 2019 postulan a la convocatoria de Colciencias (actual Minciencias)
llamada “Conectando
conocimiento”.
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