Después de un mes de la reintroducción de los 14 cocodrilos del Orinoco –2 machos y 12 hembras– en el río Tomo del Parque Nacional Natural El Tuparro, en Vichada, los datos obtenidos de los transmisores satelitales muestran avances positivos de este importante paso en la recuperación de su población y en la protección de su ecosistema.
Los individuos tienen entre 13 y 15 años y crecieron en la
Estación de Biología Tropical Roberto Franco de la Universidad Nacional de
Colombia (UNAL) ubicada en Villavicencio. Después de varios años de planeación,
el 2 de abril se hizo realidad la liberación de esta especie que se encuentra
en peligro crítico (CR) de extinción por la caza indiscriminada.
Como parte del proceso de transición a su nuevo hábitat, a
12 de ellos se les instalaron transmisores satelitales para hacerles monitoreo
durante 24 horas en tiempo real y así conocer sobre su estado y comportamiento.
Dichos transmisores indican sus movimientos en tiempo real,
si las hembras tienen comportamientos diferentes a los de los machos y también
un tema muy importante: en dónde ellas ponen los huevos en la época de
reproducción.
El profesor Mario Vargas Ramírez, del Instituto de Genética
y director de la Estación de Biología Tropical Roberto Franco, afirma que “en
este mes hemos evidenciado que el ejercicio ya está empezando a dar información
interesante; la mayoría de los cocodrilos se quedaron en el área donde fueron
liberados y solo 2 se fueron por un cuerpo de agua que es tributario del río
Tomo”.
Explica además que “cuando las hembras están en periodo de
reproducción se quedan 3 meses cerca al nido que ellas cavan con sus patas”.
Si los transmisores envían 5 coordenadas que están
exactamente en el mismo lugar, también poseen una “alerta de muerte”, que
indica que el aparato se cayó o que el cocodrilo pudo haber fallecido, y así se
puede comprobar su supervivencia.
También vale la pena destacar que el río donde fueron
liberados tiene las características biológicas para soportar una población de
esta especie, pues posee disponibilidad de recursos alimenticios como los
peces, buen bosque de galería circundante y extensas playas para que las
hembras puedan poner los huevos y hacer los nidos.
En el proceso de vigilancia de estos reptiles la Fuerza
Aérea Colombiana ha apoyado el monitoreo a través de drones, y las imágenes
obtenidas dan cuenta de su buen estado.
Hasta el momento, este importante paso hacia la conservación
de la especie muestra un buen funcionamiento y por eso que se espera unir
pronto al plan, y en el mismo lugar, a otros 11 cocodrilos con telemetría satelital.
Más sobre la especie
Sin embargo, además de la caza, en los últimos años su población
ha disminuido drásticamente por la destrucción de su hábitat y por la
contaminación. Es por situaciones como estas, que atentan contra la especie,
que la Estación Roberto Franco ha trabajado durante años en su cuidado y
reproducción con el fin de contribuir a su conservación junto con la Facultad
de Medicina Veterinaria y de Zootecnia de la UNAL y con entidades aliadas como
la WCS Colombia, el Parque Merecure, la Fuerza Aérea de Colombia, la Defensa
Civil de Colombia, Universidad de los Llanos y Cormacarena.
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