Con una extensión de 1.528 km, el río Magdalena fue declarado como Monumento Nacional en 1959 y como Patrimonio de la Humanidad en 1995. Pese al protagonismo histórico que le ha hecho merecedor de tales títulos, existe una seria preocupación por su “salud”. La Cátedra Nacional “Pacto de país por el río Grande de la Magdalena”, liderada por la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Manizales, que se inaugura hoy, abordará su valor simbólico, cultural, medioambiental, económico y social en 16 sesiones a las que ha convocado expertos nacionales e internacionales.
El río Yuma, como lo llamaban los muiscas, ha dejado de ser
sostenible, ya que sus recursos no perduran en el tiempo porque es mayor la
demanda que lo que puede ofrecer. Aspectos como la caza incontrolada de
especies, la tala indiscriminada, la industrialización de la pesca, el
vertimiento inadecuado de basuras y materiales de construcción, y la falta de
plantas de tratamiento de aguas residuales los asfixian desde hace décadas, a
tal punto que en julio de 2023 fue declarado como “sujeto de derechos” para que
se efectúen todas las acciones tendientes a su protección, y para mitigar el
impacto ambiental.
El profesor Fabio Rincón Cardona, de la Facultad de
Administración y director la Cátedra Nacional “Pacto de país por el río Grande
de la Magdalena”, que se realizará de manera virtual desde la UNAL Sede
Manizales, afirma que este afluente se ha estudiado por años, no es la primera
vez, y su situación está sobrediagnosticada; ahora el reto es actuar con las
comunidades y las entidades, porque la responsabilidad de su preservación es de
todos”.
“Este pacto de país por el río Magdalena permitirá vincular
tanto a entidades públicas y privadas como a profesionales de todas las áreas
del conocimiento para que se pueda construir y contribuir con nuevas
estrategias que generen conciencia real sobre la urgencia que implica el
cuidado de los ríos, y del Magdalena en concreto”, agrega.
El geólogo Germán Vargas Cuervo, profesor de la UNAL Sede
Bogotá, quien ha estudiado este río por más de 30 años, menciona un aspecto
fundamental para abrir la Cátedra, y es la comprensión de la dinámica natural
del río.
“La mayoría de las afectaciones al cauce son intencionadas,
solo en algunos casos son naturales; por ejemplo, cuando ocurren
desbordamientos de la cuenca suelen construirse barreras de contención, pero
estas también alteran las dinámicas del río en un futuro, al otro lado de la
orilla o más abajo; otro claro ejemplo es la adecuación de represas, que aunque
proporcionan energía a las viviendas, también retienen el líquido afectando
todo un ecosistema que dependía de ello, y es necesario interpretar la lectura
de qué es desarrollo”, anota el investigador.
“La Cátedra es un espacio de pensamiento crítico que invita
precisamente a reflexionar, pues se debe dejar de pensar la cuenca como un
espacio geográfico, ya que es más que eso: es vida, es desarrollo que se debe
seguir conservando”, destaca el académico.
La Cátedra se enmarcará en cuatro pilares fundamentales: (i)
Introducción, (ii) Procesos e historicidad, (iii) Influencias en estudio, y
(iv) Mejoras y propuestas para la recuperación del Magdalena.
Además contará con la participación de expertos de la UNAL,
el Centro de Pensamiento río Magdalena, el Museo del Río, la Universidad Jorge
Tadeo Lozano, el Banco de la República, el Instituto de Estudios Ambientales
(IDEA) de la UNAL, el Atlántico Movimiento Ambiental (AMA) y la Universidad del
Atlántico, entre otras importantes entidades.
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