Después de un año de monitoreo con cámaras-trampa en las Reservas Naturales de la Sociedad Civil La Nacional y Nueva Delhi, ubicadas en la Serranía de Perijá, biólogos registraron una manada de 10 monos araña (Ateles hybridus), también llamados marimondas del Magdalena o choibos, un hallazgo significativo si se tiene en cuenta que este primate no muy pequeño, con una cola prensil muy larga que utiliza como un quinto brazo para trasladarse, está en peligro crítico de extinción, es decir que su población está reducida en el país y amenaza con desaparecer.
Desde 2023 la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede
de La Paz tiene acceso a dichas reservas –otrora refugio de grupos al margen de
la ley– para estudiar su fauna. El ecólogo Joan Gastón Zamora Abrego, profesor
de la Sede, afirma que “la especie A. hybridus se puede
utilizar como indicadora del estado de conservación de ciertos hábitats por sus
requerimientos para realizar sus procesos vitales, y además porque prefieren
los lugares tranquilos”.
Por ejemplo las marimondas de Magdalena necesitan árboles de
entre 20 y 30 m de altura, ya que es allí, en los doseles o copas, donde
prácticamente realizan todas sus actividades: se trasladan de un sitio a otro,
se alimentan de frutos maduros, hojas y pequeños artrópodos como hormigas, y
hasta se “enamoran” cuando alcanzan la madurez sexual (entre los 3 y 5 años de
edad), que les permite a las hembras gestar y parir una sola cría, cuya
relación se extiende durante un año.
El trabajo coordinado por el profesor Zamora se adelantó en el pie de la Serranía del Perijá, entre los municipios de Becerril y Codazzi, en el centro de Cesar, una zona inexplorada por la ciencia. En las primeras visitas los docentes y estudiantes de la UNAL pudieron ver babillas, monos aulladores, tucanes, monos cara gris, marimondas, monos nocturnos, grandes felinos, zainos, venados y serpientes venenosas, lo que da cuenta del gran valor ambiental de la zona.
La manada de 10 monos araña se registró mediante cámaras
instaladas a nivel del sotobosque (vegetación que crece en las zonas más
próximas al suelo), cerca de un caño. “Los animales bajaron de las copas de los
árboles para beber agua y jugar, tal vez comieron tierra, un comportamiento que
suelen tener para neutralizar los componentes que tienen los frutos o las
plantas”.
Pese al importante papel que juegan en los ecosistemas como
dispersores de semillas, lo que ayuda a mantener la biodiversidad del bosque y
garantizar la supervivencia de muchas otras especies de plantas y animales, el
deterioro del hábitat de la marimonda del Magdalena, provocado especialmente
por la ganadería extensiva y la deforestación, hace peligrar su existencia.
Según la Unión Internacional para la Conservación de la
Naturaleza y el Libro rojo de mamíferos de Colombia, dicha especie
se encuentra en “estado crítico de extinción”, una de las tres categorías de
amenazas de los animales; las otras son “vulnerable”, “en peligro de extinción”
y esta, que significa que la especie está a punto de desaparecer, y en última
instancia pasa a ser “extinto”.
El ecólogo Zamora recalca que “estos animales son muy
sensibles a las perturbaciones externas o a la transformación de los
ecosistemas, provocados por la tala de árboles –puesto que requieren áreas
boscosas conectadas– y el cambio en el uso del suelo (bien sea por cultivos o
ganadería); también los amenazan la cacería ilegal y el tráfico de especies”.
Otras especies encontradas
Además de la manada de monos araña, en las reservas La
Nacional y Nueva Delhi los investigadores del Semillero de Investigación
Kashinduka de la UNAL detectaron paujiles pico azul (Crax alberti),también
en “peligro crítico”. Esta ave es autóctona del norte de Colombia, su
distribución abarca tierras bajas (hasta 1.200 msnm), desde el valle medio del
río Magdalena y el bajo Cauca, hasta la Sierra Nevada de Santa Marta.
“Su sensibilidad al cambio en las condiciones de hábitat
deja ver que requiere grandes áreas de bosques tropicales para vivir, de ahí
que su presencia o ausencia lo convierta en una especie indicadora del estado
de conservación de los ecosistemas que son su hogar”, aseguró el profesor
Zamora. Las cámaras-trampa también detectaron un jaguar, un puma y varios
venados.
Ernesto Altahona, propietario de estas reservas naturales
del Cesar, manifestó que “esto significa un antes y después, puesto que cambia
la historia de la región. Demostramos que las reservas son sanas y aportan
significativamente a la conservación del departamento”.
Cabe anotar que en una Reserva Natural de la Sociedad Civil
se articulan y trabajan tanto la Universidad como la comunidad y los propietarios. La idea es que a
futuro también se vinculen empresas y ONG como
la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).
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