Por ejemplo, en diversas áreas del campus de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Orinoquia se avistó al cachaquito gigante o frutero cabeza negra (Nemosia pileata), un pájaro raro en la región que además de Colombia habita en Argentina, Bolivia, Brasil, Guayana Francesa, Guyana, Paraguay, Perú y Venezuela. También se observaron guacharacas (Ortalis ruficauda), periquitos (Brotogeris jugularis) y hasta una pareja de guacamayas rojas (Ara macao), autóctonas de la Orinoquia.
Así, la UNAL Sede Orinoquia se unió al evento mundial de
avistamiento de aves más grande del planeta, el October Big Day, que se realiza
desde 2015, logrando el registro exitoso de 51 especies en su campus en Arauca.
Bajo la guía del biólogo Andrés Aponte, docente de la UNAL
Sede Orinoquia, un grupo de estudiantes realizó el recorrido por diversas áreas
del campus, contribuyendo al conteo internacional que celebra la biodiversidad
y fomenta la conservación de la avifauna. La jornada empezó el 12 de octubre
hacia las 3 de la tarde en la Granja Experimental El Cairo y se extendió por el
sendero ecológico del campus, pasando por infraestructuras universitarias y
lagunas seminaturales cercanas a la entrada de la Sede.
“Tuvimos la fortuna de observar algunas especies que no
suelen aparecer con frecuencia en la zona”, comentó el docente Aponte,
destacando que esta experiencia les permitió a los estudiantes conectarse de
manera más profunda con la biodiversidad de su entorno.
El October Big Day pone a prueba el conocimiento y la pasión
de miles de observadores en todo el mundo y reafirma la posición de Colombia
como uno de los países líderes en biodiversidad aviar. En el evento –organizado
anualmente por la Universidad de Cornell a través de la plataforma de ciencia
ciudadana eBird– los observadores de aves de todo el mundo se suman para
registrar el mayor número posible de especies en un solo día.
En 2023 Colombia registró 1.530 especies, ocupando el primer
lugar mundial por encima de Perú, Brasil, Ecuador e India. Para este año se
espera haber logrado mantener este primer puesto; hasta el momento se sabe que
se superaron los récords históricos establecidos, van 7.692 especies observadas
y 88.804 listas de verificación enviadas en todo el mundo.
La diversa avifauna de la Orinoquia, desde el campus UNAL
Aunque las cámaras trampa instaladas antes no capturaron
especies el día del conteo, sí sirvieron para analizar el desplazamiento de las
aves por el campus, por lo que la observación directa fue fructífera,
especialmente con la aparición del cachaquito gigante o frutero cabeza negra(Nemosia
pileata) de la familia Thraupidae, un pájaro raro en la región que
sorprendió tanto a estudiantes como al docente.
“Este fue el hallazgo más sorprendente, ya que esta especie,
además de Colombia, habita en Argentina, Bolivia, Brasil, Guayana Francesa,
Guyana, Paraguay, Perú y Venezuela. Fue la primera vez que la vi aquí”, detalla
el profesor.
Además de esta especie inusual, el grupo también observó
otras como guacharacas (Ortalis ruficauda) y periquitos (Brotogeris
jugularis), hasta una pareja de guacamayas rojas (Ara macao),
todas ellas representativas de la rica fauna de aves de la Orinoquia, por lo
que estos registros refuerzan la importancia del campus como un espacio de alto
valor ecológico para la avifauna, además de su potencial como laboratorio vivo
para el aprendizaje y la conservación.
“Observamos aves tanto locales como migratorias, con una
gran variedad en zonas de esteros y en zonas de cultivos mixtos y de
infraestructura de nuestro campus. Esto me parece muy importante como aporte
para la ciencia, además pudimos aprender mucho de ellas al observar sus
colores, las actividades que realizan y su desplazamiento por todo el hábitat”
expresó Erick Sánchez, estudiante de Química de la UNAL.
La jornada de observación tuvo un enfoque no solo académico,
sino que también fue una oportunidad para fomentar la apropiación del espacio
universitario por parte de los estudiantes.
Estas experiencias son una forma de llevar la clase al
bosque, de que los estudiantes puedan vivir el campus desde otra perspectiva,
no solo académica, sino también personal y de bienestar”, explicó el profesor
Aponte. El evento les permitió a los participantes desarrollar un mayor
entendimiento sobre la diversidad de especies en su propio entorno y comprender
la importancia de la conservación como una práctica diaria.
El biólogo enfatizó en la importancia de crear una
conciencia ambiental sólida en los estudiantes: “uno no puede proteger lo que
no conoce, y estas iniciativas generan una base de conocimiento fundamental
para cualquier acción de conservación. Además les permiten a los estudiantes
apropiarse de su territorio y de la riqueza natural que los rodea. Este tipo de
actividades son cruciales para formar una nueva generación de profesionales
comprometidos con la sostenibilidad”.
La participación en el October Big Day también tiene
implicaciones a largo plazo. Los registros obtenidos no solo se suman a bases
de datos internacionales que ayudan a monitorear la salud de las poblaciones de
aves, sino que además sirven como insumo para futuros proyectos de conservación
y manejo ambiental.
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