Colombia alberga el 50 % de los páramos del mundo, ecosistemas vitales para la provisión de agua y la conservación de la biodiversidad. No obstante, la presión agrícola y ganadera ha puesto en riesgo su capacidad para suministrar agua y regular el clima. Así lo manifestaron los expertos invitados al programa especial La UNAL en la COP16, emitido hoy por Radio UNAL, dedicado al tema “Páramos, agua y biodiversidad”.
Los páramos son ecosistemas de montaña que se desarrollan
por encima de los bosques andinos, a alturas que pueden superar los
3.000 msnm; por su ubicación en la zona ecuatorial tienen clima frío todo
el año y sus suelos de origen volcánico suelen ser muy fértiles. Según datos
del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Colombia cuenta con la
mitad de los páramos del mundo, lo que representa una inmensa responsabilidad
en términos de conservación y gestión ambiental.
Estos ecosistemas, que cubren cerca de 3 millones de
hectáreas, son vitales tanto para la biodiversidad como para el abastecimiento
de agua de millones de colombianos. Pese a su importancia, afrontan múltiples
amenazas que ponen en riesgo su integridad y sostenibilidad.
El profesor Conrado Tobón Marín, de la Facultad de Ciencias
Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín, señaló
que “aunque los páramos cubren apenas el 2,5 % del territorio colombiano,
generan el 85 % del agua utilizada para consumo humano, riego y generación
eléctrica en el país. Sin embargo, su deterioro ha reducido su capacidad
hídrica en un 25 %”.
Para el académico, esta es una de las razones por las que se
han desencadenado problemas como el colapso hídrico en áreas como Chingaza, que
afectan el suministro de agua para Bogotá.
Biodiversidad y regulación del calentamiento global
Además de su capacidad hídrica, los páramos son
fundamentales para la biodiversidad. El profesor Jesús Orlando Rangel, del
Instituto de Ciencias Naturales (ICN) de la UNAL, afirmó que “toda el área
biogeográfica del páramo, desde Costa Rica hasta Bolivia, es la región con
mayor biodiversidad del mundo; en 55.000 km se encontraron registros de
6.200 especies de plantas con flores, unas 3.600 de ellas autóctonas de dichas
regiones. No hay ningún otro lugar en el mundo con tal explosión de diversidad genética”.
“Esta riqueza convierte los páramos en un laboratorio
natural para futuras generaciones en busca de soluciones a problemas
ambientales y climáticos”.
los páramos, son fundamentales para almacenar agua y regular su flujo, pero la compactación de estos suelos debido a la intervención humana ha alterado su función.
Cada vez menos agua
De los 2.906.000 hectáreas de páramos en Colombia, solo
1 millón conserva su vegetación original, el resto ha sido transformado
por actividades humanas como la agricultura y la urbanización, lo cual ha
tenido un impacto directo en su capacidad para regular el agua y conservar la
biodiversidad, lo que ha reducido la regulación hídrica en un 40 %.
La cifra es alarmante ya que dicha regulación hídrica es el
proceso mediante el cual estos ecosistemas montañosos regulan y mantienen el
ciclo del agua en su entorno; los páramos actúan como esponjas naturales
capturando, almacenando y liberando agua gradualmente, lo que contribuye a la
disponibilidad de recursos hídricos en las regiones aledañas; los aspectos
claves son la captación y el almacenamiento de agua gracias a su estructura
geológica, y la liberación gradual que regula el flujo de los ríos.
Restauración pasiva no es suficiente
Para revertir la situación, el profesor Jesús Orlando
Vargas, director del Grupo de Restauración Ecológica de la UNAL, subrayó la
importancia de restaurar las cuencas y microcuencas que nacen en los páramos.
“La restauración ecológica es crucial para recuperar la
funcionalidad de estos ecosistemas, pero se necesitan esfuerzos de restauración
activa, que implica intervenciones directas y planificadas para rehabilitar un
ecosistema degradado, que vaya más allá de la regeneración natural”, indicó.
Advirtió además que algunas técnicas como la restauración
pasiva (dejar que la vegetación nativa y los procesos ecológicos se recuperen
de forma natural) no son suficientes en zonas donde los suelos están
severamente compactados.
En este escenario, es necesario que la comunidad se
involucre en la protección de los páramos a través de la participación en
proyectos de reforestación, el apoyo a políticas públicas que promuevan la
conservación de estos ecosistemas y la concientización sobre su importancia.
Reducir el consumo de agua y evitar la expansión de la
agricultura y la ganadería en zonas de páramos son medidas que cada ciudadano
puede adoptar para contribuir a la protección de estos vitales ecosistemas.
La conservación de los páramos no es solo un desafío
ambiental, sino también una necesidad urgente para garantizar el acceso al agua
y la mitigación del cambio climático. Los estudios realizados por la UNAL y su
participación en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad
(COP16), que se celebrará del 21 de octubre al 1 de noviembre de 2024 en Cali,
resaltan la importancia de tomar acciones inmediatas y coordinadas entre el
Gobierno, la academia y la sociedad civil para proteger estos ecosistemas.
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