Los países caribeños se deben unir en un propósito común y construir unidades sólidas que les permitan enfrentar las consecuencias del cambio climático y la pandemia en cuanto a seguridad alimentaria y turismo, factores clave para la supervivencia de buena parte de las islas.
Así lo advierte el historiador Alfonso Múnera, profesor de
la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), exembajador de Colombia tanto en
Jamaica como en Trinidad y Tobago, y exsecretario General de la Asociación de
Estados del Caribe (AEC), invitado a inaugurar la Maestría en Estudios del
Caribe de la UNAL.
En su conferencia “Trayectorias históricas y desafíos del
Caribe”, el académico recordó que este se ve afectado por el cambio climático,
la intensidad de los huracanes, las inundaciones, el aumento del volumen del
mar, el deterioro de la barrera coralina y la erosión costera, que lo hacen
vulnerable frente a las afectaciones de su infraestructura, fauna, flora,
ecosistemas costeros, sistemas subacuáticos y comunidad.
En torno a estos problemas, el docente considera que “el
Caribe debe hablarle al mundo desde una posición unificada y no desde la
tradición caribeña de la fragmentación, en la que cada isla opera por su lado
pese a que existen organismos internacionales como la Comunidad del Caribe
(Caricom) y la AEC.
La cooperación entre los países caribeños también es
fundamental para afrontar desafíos como el turismo, la seguridad alimentaria,
el cambio climático y el entorno marino, pues solo de manera conjunta y
organizada se pueden resolver en conjunto los problemas que aquejan a la región.
Trayectorias históricas
En opinión del docente de la UNAL, el Caribe es una de las
zonas más complejas y a la vez más fascinantes de estudiar, por lo que no es
casual que existan varios institutos e instituciones en el mundo interesados en
analizar sus múltiples complejidades.
La región es compleja por las trayectorias históricas que
atravesaron esta geografía, que le permiten compartir una experiencia común del
pasado, definida por el colonialismo practicado por las potencias europeas y su
interacción conflictiva, por la explotación de los recursos y de la población
nativa, por la introducción de grupos humanos esclavizados desde diferentes
partes de África y otros procesos compartidos.
En la economía caribeña el turismo es una de las actividades
compartidas que articulan las islas por ser uno de los sectores económicos más
dinámicos del mundo por la generación empleo, el aporte de divisas y su
contribución al desarrollo regional.
En ese sentido, el profesor Múnera destaca que en Colombia,
el Caribe se ha consolidado como la región turística por excelencia dado el
atractivo de sus recursos naturales y sus trayectorias históricas que han
dejado un legado cultural y material atractivo para visitantes.
El efecto de la pandemia
En la región del Caribe hay 12 islas que viven del turismo y
la mayoría de sus ingresos provienen de este sector, que se vio afectado por la
llegada de la pandemia del COVID-19, trayendo una reducción significativa de
los ingresos estatales y de los grupos sociales que derivan su sustento de esta
actividad.
“Este panorama ha generado afectaciones económicas, sociales
y políticas en las islas de Cuba, Jamaica, República Dominicana y Barbados,
entre otras, con excepción de Trinidad y Tobago que tiene los recursos
gasíferos y petroleros”, afirma el profesor Múnera.
Se estima que el progreso de la región perdió una década de
avance y la disminución del crecimiento PIB para el Caribe puede ser de 8
puntos porcentuales según el informe de la CEPAL de 2020.
Durante 2019, el 7,4 % de la población de América
Latina y el Caribe vivió con hambre, lo que equivale a 47,7 millones de
personas. La situación se ha ido deteriorando durante los últimos 5 años, con
un aumento de 13,2 millones de personas con subalimentación.
El profesor Múnera afirma que “un buen número de islas
reciben entre el 70 y 80 % de sus productos alimenticios del exterior, es
decir los alimentos básicos, lo cual es grave, pero es parte de la historia, en
la que se concentra toda la economía en un producto y se intercambia de tal
manera que el resto de los productos son importados”.
Por eso considera importante tener en cuenta los procesos
históricos que, como el sistema de plantación, podrían explicar algunas
circunstancias actuales de la región.
“El impacto de la pobreza sobre la seguridad alimentaria de
los hogares dependerá de las medidas que los Gobiernos sean capaces de seguir
tomando para afrontar esta crisis”, advierte el docente.
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