La propuesta busca utilizar sensores piezoeléctricos para convertir el ruido en energía aprovechable. “Estos sensores convierten las vibraciones del sonido en energía cinética, a través de un proceso basado en la física de ondas sonoras que después se puede aprovechar como energía eléctrica”, explicó Juan Sebastián Hernández, estudiante de Ingeniería Física de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Orinoquia, durante el conversatorio PreCOP16 realizado en la UNAL Sede Bogotá.
“La idea surgió cuando me di cuenta de que las energías
renovables, como la solar y la eólica, no utilizaban una fuente que también se
podría aprovechar: el sonido”, dijo el estudiante, quien, inspirado por sus
clases de Física del colegio, decidió que su pasión por la ciencia podía
llevarlo a desarrollar proyectos más ambiciosos como este que hoy está en etapa
de ejecución.
Aunque el concepto ya se ha explorado en otros contextos,
como en estudios realizados en Francia y Australia, en donde se han medido las
vibraciones de las bicicletas o de los vehículos al chocar con los reductores
de velocidad en una autopista, la idea del estudiante Hernández es “aplicarlo
al ruido urbano, específicamente en ciudades como Bogotá, donde los niveles de
contaminación auditiva alcanzan los 80 decibeles (dB)”.
“Se trata de un nivel demasiado alto, producido mayormente
por fuentes móviles como los carros o los buses del Sistema Integrado de
Transporte Público (SITP); además es un factor que hasta ahora no tiene control
ambiental”, amplía.
Según cifras mundiales y recomendaciones de especialistas en
la audición, el máximo ruido generado por el tráfico y las áreas de comercio no
debería sobrepasar los 53 dB en el día y los 45 dB en la noche.
Bogotá está dentro de las ciudades del mundo que más produce
ruido en los entornos urbanos, con un rango entre 70 y 83 dB medidos por
el Instituto de Investigaciones en Heslington, de la Universidad de York, en
Inglaterra.
Propuestas de investigación como estas contribuyen a la
sostenibilidad y la lucha contra el cambio climático. Al respecto, el
estudiante Hernández subraya que “el uso de energías renovables no se reduce a
la dependencia de combustibles fósiles a la que estamos acostumbrados en todo
el mundo, o en el caso de Colombia a la dependencia de las hidroeléctricas,
sino que también ayuda a mejorar la calidad de vida y reducir la polución que
afecta la salud pública”. En ese sentido, su proyecto ayudaría a mitigar la
contaminación auditiva, y al mismo tiempo generaría energía útil.
La UNAL y la PreCOP16
El conversatorio PreCOP16 se centró en visibilizar los
aportes académicos en pro de la biodiversidad étnica, cultural y ecosistémica,
para abordar soluciones frente a la crisis climática.
Las actividades académicas previas a la Conferencia de las
Naciones Unidas sobre Biodiversidad (COP16), que se llevará a cabo del 21 de
octubre al 1 de noviembre de 2024 en Cali, busca que cada 2 años se establezcan
compromisos vinculantes que aceleren la transición hacia energías limpias y
renovables, un tema que está en el corazón de la lucha contra el cambio
climático.
La propuesta del estudiante Hernández se presentó junto a
otras lideradas por las Sedes de Presencia Nacional de la Institución. Como
este, varios proyectos del semillero de investigación Germinando Curiosidades,
de la UNAL Sede Orinoquia, fueron socializados por el profesor Jesús Berdugo,
su coordinador.
Desde allí, el académico ha asesorado a otros 17 estudiantes
involucrados con la innovación y la sostenibilidad. “Los estudiantes están
comprometidos en generar ideas novedosas que pueden tener un impacto global. Su
motivación es esencial para desarrollar soluciones creativas que aborden
problemas locales y globales”, destacó.
Además del impacto ambiental, la investigación también
resuena con los objetivos del Plan Nacional de Desarrollo de Colombia, que
busca impulsar la transición energética a través de estrategias sostenibles. En
este sentido, el docente Berdugo manifestó: “nuestras ideas cuentan con un
apoyo técnico que permite que estas propuestas crezcan y beneficien tanto a las
personas como a los territorios”.
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