viernes, 21 de julio de 2023

El sargazo, una oportunidad para que las comunidades generen papel más ecológico

 El mundo de las algas toma cada vez más fuerza, y una de las razones principales es su alto potencial para generar papel o fertilizantes naturales, incluso hoy se está estudiando la posibilidad de hacer alimento para el ganado, calzado y ladrillos ecológicos; sin embargo, la presencia de grandes cantidades de algas como el Sargassum sp. en las costas y playas del Caribe dificulta esta tarea y también le hace la vida más difícil a los pescadores, cuyos botes quedan atrapados entre las toneladas de residuos.

La apuesta de una interesante investigación de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) –que por estos días se presenta en la XXIV edición de Agroexpo– es empezar a visibilizar este tipo de macroalga, que tiene la capacidad natural tanto de captar dióxido de carbono y generar oxígeno –una de las causas de que los mares y océanos sean el segundo pulmón del planeta, ya que producen cerca del 50 % de oxígeno que respiramos– como de generar papel ecológico.

“Se ha logrado elaborar papel compuesto de un 20 % de coco y un 80 % de sargazo, lo cual es un avance muy importante, ya que permite que comunidades de lugares como el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina puedan aprovechar los residuos de esta macroalga, y aunque por el momento se está en una fase de pedagogía y ensayos, en un futuro el potencial es increíble”, asegura Diego Aguilera, estudiante de Biología y quien forma parte del “Grupo de sistemática molecular y biogeografía de algas marinas”, del Departamento de Biología de la UNAL Sede Bogotá.

Añade que “hoy no hay iniciativas que estén aprovechando eficientemente el sargazo en Colombia, por lo que las grandes toneladas que llegan a las costas generan un problema de contaminación por el olor que produce su descomposición, y además son una peligrosa trampa para animales como las tortugas, que buscan retornar al agua pero quedan atrapadas entre esta maleza de algas”.

Animales como esponjas y anémonas, peces como las anguilas y el pez volador, o moluscos nudibranquios (que no tienen concha), viven en los kilómetros de sargazo que se generan en los mares y océanos, y que son producto de dos causas que en el planeta aumentan cada vez más: (i) el cambio climático, ya que para nadie es un secreto que ahora se están registrando las mayores temperaturas en la historia, y (ii) los residuos de detergentes, químicos y otras sustancias que desechamos y llegan a estos cuerpos de agua.

“En general las personas no se preguntan por el impacto que tiene el bloqueador que utilizan cuando ingresan al agua, pero deberían saber que este se desintegra y deteriora los ecosistemas de coral, y que además genera crecimiento desbordado de cualquier tipo de organismo como el Sargassum”, indica el investigador Aguilera, quien hace años también trabaja en ilustración científica y pedagogía en estos temas.


El proceso para obtener el papel empieza con la extracción de la celulosa de las algas, que es la parte principal para crear las hojas tradicionales de cualquier cuaderno, solo que esta vez se aplicó un método novedoso llamado hidrólisis ácida básica, con el que es más sencillo tratar el  sargazo, porque el material se vuelve a acoplar mejor; se necesitará de una prensa hidráulica para que las fibras del papel sean cada vez más delgadas.

Hasta hace pocos años se creía que solo había dos mares de sargazo en el mundo, uno en el Atlántico norte y otro en la costa oriental de África, pero recientemente se descubrió que se estaba gestando uno nuevo en el golfo de México, lo cual ha despertado el interés de los investigadores, pues no era el curso natural de esta alga.

“Uno de los principales problemas con el tratamiento del sargazo es que los hongos que descomponen otras especies vegetales para generar papel no lo hacen con esta macroalga, por lo que en países como Australia se están utilizando tecnologías avanzadas para aprovechar este potencial, que en un futuro aportaría en campos como el agropecuario, con la generación de alimentos, ayudando a evitar la cantidad de gases de invernadero que producen estos animales”, indica.

El ilustrador e investigador Aguilera creó la fundación Adama, que busca que el potencial del sargazo tenga cada vez más eco en la sociedad, ya que en el sistema educativo actual es muy poco lo que se conoce sobre la biodiversidad y riqueza natural del país. Según un estudio que realizó con esta fundación, con más de 500 entrevistas a estudiantes de Bogotá, cerca del 30 % no lograba nombrar 10 tipos de plantas o animales endémicas de Colombia, ni sus características.

El sargazo es un tema de nunca acabar y el panorama hace que sea urgente generar nuevas iniciativas para su tratamiento, por lo que se espera que el proyecto del investigador, “Bioprospección de alga Sargassum sp.”, llegue a más personas y Agroexpo sea una plataforma para conocer sobre rol fundamental en los ecosistemas marinos.






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