jueves, 27 de mayo de 2021

Colombia instalaría una base temporal en la Antártida

 En agosto de 2021 se espera la entrega formal del proyecto, para que la Comisión Colombiana del Océano (CCO) –que lleva las riendas de esta iniciativa– tenga las bases para construir una estación temporal de verano en esta zona.

La Antártida, con una extensión de 14 millones de kilómetros y considerada incluso el sexto continente, es un importante regulador del clima, con una de las principales reservas de agua dulce del planeta y donde se encuentra el lugar más frío registrado en la historia.

Así lo explicó el capitán de corbeta Wilson Ríos, oficial naval de la Armada Nacional y codirector del proyecto de planeación de una base temporal colombiana en la Antártida, durante la Catedra José Celestino Mutis, de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), en la cual hizo un recuento de cómo ha sido el camino recorrido por Colombia para tener una base allí.

Después de los análisis realizados hasta el momento se considera que el punto ideal para la base es la zona sur de la isla Livingston, cerca de la base búlgara y una base española en la península antártica. Se espera tener una infraestructura modular con capacidad para alojar a 30 personas, soportar las condiciones extremas de temperatura –viento, nieve y radiación– y ser sustento logístico y operativo para las actividades científicas.

El oficial de la Armada recordó que durante el siglo XIX, países como Francia, Nueva Zelanda, Australia, Noruega, Argentina, Chile y Reino Unido empezaron a reclamar ese lugar por el interés que había en la caza de ballenas, además de las ambiciones colonialistas y de posición estratégica.

En 1959, cuando la ONU asumió como gobierno depositario y la Antártida se declaró como territorio para la humanidad, los 12 países signatarios firmaron el Tratado Antártico que daba origen a un contexto jurídico especial, el cual prohibía reclamaciones de la zona o que se hicieran pruebas militares o nucleares allí.

Unos años después se planteó la posibilidad de explorar la Antártida con fines comerciales –Tratado de Wellington–, pero en 1990 apareció el Protocolo de Madrid, que se oponía a esa explotación y consideraba la evaluación del impacto ambiental, la conservación de fauna y flora, el tratamiento de residuos y la prevención de la contaminación marina.


Actualmente hay 36 estaciones antárticas temporales que solo se habilitan en el verano austral, a fin de año, y 40 permanentes, la mayoría en la península Antártica, que es el lugar más cercano al continente.

Colombia en la Antártida

“En este proyecto hay intereses tanto nacionales –cooperación en la investigación científica con otros Estados– como marítimos –como los estudios científicos, la proyección de poder  naval y de recursos ambientales– y de política exterior, como la visibilidad en la comunidad científica”, explica el capitán Ríos.

En los años 80 se dio el boom antártico latinoamericano y países como Brasil, Perú y Ecuador se interesaron en crear expediciones e implementar estaciones allí. En 1988 Colombia aprobó la Ley 67 que reconocía el Tratado Antártico, y en 1990 se creó la Comisión Nacional de Asuntos Antárticos, que nunca ha sesionado.

No fue sino hasta 2014 cuando el país hizo su primera expedición; en 2020 adhirió al Protocolo de Madrid, que le da voz y voto en las decisiones medioambientales antárticas, y en 2021 se completaron 7 expediciones científicas.

El programa antártico colombiano comprende cinco fases hasta 2045. Actualmente está por empezar la cuarta, que va de 2021 a 2032, con el establecimiento y funcionamiento de la estación científica permanente. Entre 2032 y 2045 se establecerán los campamentos para la llegada al polo sur geográfico.

“Hay cuatro tipos de estaciones posibles: un campamento, que se levanta para una investigación específica y puntual; un refugio, infraestructura permanente pero no habitada que se puede usar si es necesario; una base temporal, infraestructura permanente que solo está habitada en el verano austral –entre octubre y marzo del siguiente año– y una base permanente que esta tripulada todo el año”, indica el capitán de la Armada.

Advierte además que “al estar comprobado que en la Antártida hay recursos no renovables en importantes cantidades y el 70 % del agua dulce del planeta, sería clave ser miembro consultivo del Protocolo de Madrid –que toma las decisiones– e instalar una base permanente es un paso importante para lograrlo, aunque para ello se deben integrar empresas. No puede ser solo iniciativa del Estado o de las instituciones de educación superior”.








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